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Mostrando entradas de junio, 2013

Me entrego

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La sabiduría de Dios

Proverbios 4:5 Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca. La sabiduría de Dios es esencial para una vida piadosa y se debe buscar en todas las cosas. No es fácil obtener tal sabiduría, porque se le da sólo a quienes diligentemente pagan el precio por ella. La sabiduría es para la persona que aprecia su valor y por lo tanto la busca diligentemente. La persona sabia aprende de la instrucción y del castigo de Dios, acepta los mandamientos de Dios, escucha el consejo piadoso de los padres y los demás, y aprecia la sabiduría como más valiosa que la plata, el oro o las piedras preciosas.  Mediante la instrucción, una persona experimentará la transformación espiritual de apartarse del mal y volverse al conocimiento de Dios. Una relación personal con Dios es el primer paso en la obtención de la verdadera sabiduría. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia. Proverbios 4:5 Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;  No

La seguridad de salvación

1 Jn 5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. Todo creyente desea tener seguridad de la salvación, de que cuando vuelva Cristo o cuando llegue la muerte, irá a estar con el Señor Jesucristo en el cielo (Fil 1:23). 1ª de Juan El conocimiento de la vida eterna  5:13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.  5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.  5:15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.  5:16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el

Palabra profética para junio de 2013

1.    Tiempo para creer por más. Es tiempo de ensanchar tu Fe por cosas mayores, por mucho tiempo el enemigo te ha hecho creer que eres poco, que eres pobre y que no puedes lograr los sueños que Yo he puesto en tu corazón,  pues no cuentas con los recursos o la capacidad suficiente para lograrlos. Este día como a Felipe, te pregunto: ¿Dónde podemos encontrar los recursos para que ocurra un milagro?  Lo único que necesito para obrar un milagro es un poco de Fe. Si estás dispuesto a creer por más, te daré más, te bendeciré para que puedas bendecir a otros, saciaré tu necesidad para que tu también ayudes en la necesidad de otro. Yo quiere darte más si tan solo te atreves a creer y a poner tus sueños en Mis manos. Cree, se valiente, pon tus panes y tus peces en Mis manos y verás el milagro que necesitas, da el paso de Fe y conforme a Mi palabra y a Mi perfecta voluntad será hecho, declara elSeñor. “Cuando alzó Jesús los ojos,  y vio que había venido a él gran multitud

Necesito decir lo que mi corazón está gritando

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Un adorador

Podríamos definir a un adorador, como aquel que se entrega en una íntima y profunda manifestación de gratitud y alabanza a Dios. No importando las circunstancias por las que está pasando eleva adoración que sale de su corazón, de su espíritu. Adora en lo secreto como en público, no depende de otro para expresar lo que el creador de su alma le inspira, no se rige por ideas humanas sino por la Palabra y está siempre dispuesto a rendir todo su ser a Él. La adoración pública (Marc. 6:45-46) generalmente carece de intimidad. La adoración pública debe ser un reflejo de la adoración en lo secreto. La adoración intima se da en la intimidad de mi corazón y de mi habitación. Que pensarías de un hombre que en la intimidad nunca le dice a su esposa que la ama, nunca le muestra afecto, pero en público la trata maravillosamente. Todo tipo de halagos y cariños salen de sus labios cuando la gente los ve. ¿Pensarías que este hombre es un hipócrita verdad? Pensarías que solo pretende para ser visto

EL PODER DE DIOS ES TRANSFORMADOR

EN EL CIELO, EN EL MAR, EN LA TIERRA, en todo lugar, si abres tus ojos, si deseas oír,  sentirás su presencia, ÉL SIEMPRE HA ESTADO AHÍ.   Si no escondes tu rostro de los golpes del viento, el aire que te hiere se convertirá en tu aliento, porque EL PODER DE DIOS ES TRANSFORMADOR, y puede cambiar cualquier problema para tu bendición. Por eso, cuando más dolido y más golpeado estas no mires hacia abajo, debes tu rostro levantar y enfrentar lo que venga, usar tu fe como espada, romper las ataduras que con tu ánimo acaban y levantarte, alzar tus brazos, gritar a los cuatro vientos  que jamás serás derrotado. Porque Después de todo, ¿Quién eres tú? Eres hijo, hija del Eterno, en tu corazón vive el mismo Jesús. Así que, a estar de pie eres llamada,  llamado. No a los aplausos, ni a la fama, ni a las riquezas vanas, sino a enfrentar el mundo en el poder de Cristo, establecer su reino en la tierra, traer bendición y vida para todos aquellos que amas, y para miles más que aún no

La unidad espiritual en Cristo

La “gloria” de Cristo fue su vida de servicio abnegado y su muerte en la cruz a fin de redimir al ser humano. La última oración de Jesús por sus discípulos demuestra los más profundos anhelos por sus seguidores, tanto entonces como ahora; es un ejemplo inspirado por el Espíritu de cómo todo pastor debe orar por su congregación y todo padre cristiano por sus hijos. Al orar por los que están bajo su cuidado, las preocupación principales del creyente deben ser: 1. Que tengan un conocimiento íntimo de Jesucristo y de su Palabra. 2. Que Dios los proteja del mundo, de satanás y de las doctrinas falsas y que no permita que se aparten de Él. 3. Que tengan siempre dentro de sí la medida completa de la alegría de Cristo. 4. Que sean santos en pensamientos, obra y carácter. 5. Que sean uno en propósito y en comunión unos con otros, así como lo son Jesús y el Padre. 6. Que conduzcan a otros a Cristo. 7. Que perseveren en la fe y estén finalmente con Cristo en el cielo. 8.