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Mostrando entradas de mayo, 2013

El Milagro

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Los débiles en la Fe

Desatender las convicciones de otras personas para complacerse a sí mismo destruye la obra de Dios; vivir de modo abnegado para ayudar a los demás fortalece el reino de Dios. Pablo señala a Cristo, quien no vivió para satisfacer sus propios intereses sino de los demás.  Hebreos 10:24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; Aunque debemos de abstenernos de juzgarnos los unos a otros en asuntos de poca importancia, los creyentes debemos considerar cómo estimularnos unos a otros a ser de veras como Cristo y a ser santos en lo que respecta a la Fe, la doctrina y la moral, eso incluye corregirse y censurarse unos a otros con sinceridad, amor y  humildad, y cuando sea necesario ejercer disciplina eclesial. Romanos 14:1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.  14:2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.  14:3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come,

La revelación del Espíritu Santo

Mediante la revelación e iluminación del Espíritu, los creyentes podemos llegar a comprender las cosas “que Dios ha preparado para los que le aman”, a medida que leen y estudian la Biblia, el Espíritu Santo nos ilumina para que entendamos la verdad, el Espíritu da a los que son fieles una firme seguridad del origen divino de la Biblia (Jn 16:13; Ef 1:17). Pablo sugiere los siguientes pasos por los cuales el Espíritu Santo también inspiró lo que quedó escrito en la Biblia: Paso 1: Dios quería darle a conocer su sabiduría a la humanidad. Esa sabiduría tenia que ver con la salvación, centrándose en Cristo como la sabiduría de Dios. Paso 2: Dios ha revelado a la humanidad su verdad y sabiduría sólo por medio del Espíritu Santo, que conoce plenamente sus pensamientos. Paso 3: Dios les dio revelación a creyentes escogidos mediante la presencia interior del espíritu (Ro 8: 11-15). Paso 4: Los escritores de la Biblia emplearon palabras “que enseña el Espíritu”. El Espíritu los

Jesús es el Señor

Nadie puede recibir a Cristo como Salvador sin recibirlo como Señor. Es el ingrediente indispensable en la predicación apostólica (Hch 2 :36-40). Señor significa tener dominio, poder y autoridad. Confesar a Jesús como Señor es declarar que Él es igual a Dios (Heb 1:10) y digno de poder, adoración, confianza, obediencia y oración. Llamar a Jesús Señor es una sincera actitud del corazón, en la cual ponemos a Cristo como Señor de toda la vida (Lc 6:46-49, Jn 15:14). Es preciso que Jesucristo sea Señor de los asuntos espirituales en el hogar y en la iglesia, a la vez que Señor en lo intelectual, económico, educativo, recreativo y vocacional, en todas las esferas de tu vida. La esencia de la salvación se centra en creer en la Fe y en la entrega pública a Jesucristo como Señor tanto en palabra como en acción. La Fe salvadora en Jesucristo es la única condición que Dios exige para la salvación. La Fe brota del corazón del creyente que procura seguir a Cristo como Señor y Salvador (Mt 4