Jesús es el Señor



Nadie puede recibir a Cristo como Salvador sin recibirlo como Señor. Es el ingrediente indispensable en la predicación apostólica (Hch 2 :36-40). Señor significa tener dominio, poder y autoridad. Confesar a Jesús como Señor es declarar que Él es igual a Dios (Heb 1:10) y digno de poder, adoración, confianza, obediencia y oración. Llamar a Jesús Señor es una sincera actitud del corazón, en la cual ponemos a Cristo como Señor de toda la vida (Lc 6:46-49, Jn 15:14). Es preciso que Jesucristo sea Señor de los asuntos espirituales en el hogar y en la iglesia, a la vez que Señor en lo intelectual, económico, educativo, recreativo y vocacional, en todas las esferas de tu vida.

La esencia de la salvación se centra en creer en la Fe y en la entrega pública a Jesucristo como Señor tanto en palabra como en acción. La Fe salvadora en Jesucristo es la única condición que Dios exige para la salvación. La Fe brota del corazón del creyente que procura seguir a Cristo como Señor y Salvador (Mt 4:19; 16:24: Lc 9:23-25; Jn 10:4,27; 12:26; Ap 14:4).

Romanos

10:3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; 
10:4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. 
10:5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. 
10:6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); 
10:7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). 
10:8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: 
10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 
10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 
10:11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. 
10:12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 
10:13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

Dios les bendiga

Entradas populares de este blog

Eliseo y la Sunamita ( siete estornudo, siete años)

LAS VESTIDURAS

El Espíritu Santo revela a Cristo