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Mostrando entradas de septiembre, 2013

LA GRACIA

LA GRACIA Toda la actividad de la vida cristiana de principio a fin depende de la gracia. La gracia es la presencia y el amor de Dios por medio de Jesucristo, que recibimos los creyentes por medio del Espíritu Santo, quien imparte misericordia, perdón y el deseo y el poder de hacer la voluntad de Dios. En el AT Dios se reveló como Dios de gracia y misericordia, que manifestaba su amor por su pueblo no porque ellos lo merecieran sino por su propio deseo de ser fiel a las promesas dadas a Abraham, Isaac y Jacob. Dios da una medida de gracia como don (1Co 1:4) a los incrédulos para que puedan creer en el Señor Jesucristo (Ef 2:8-9). Dios da gracia a los creyentes para que sean “libres del pecado” (Ro 6:20,22) para producir en ellos tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad (Fil 2:13) para que oren y crezcan en Cristo. La gracia de Dios se debe desear y buscar en diligencia (Heb 4:16). Se recibe la gracia de Dios al estudiar y obedecer las escrituras (Jn 15:

Propósitos para interceder

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La cena del Señor

La cena del Señor Su importancia se relaciona con pasado, presente y futuro Pasado.- En memoria de la muerte de Cristo para redimir al creyente del pecado y condenación. Mediante la cena del Señor, se confronta de nuevo al creyente con la muerte salvadora de Cristo y la importancia redentora que tiene para el ser humano. Es acción de gracias por las bendiciones y la salvación que Dios provee gracias al sacrificio de Cristo en la cruz. Presente.- La cena del Señor es comunión (koinonía) con Cristo y participación de los beneficios de su muerte, así como comunión con los demás miembros del cuerpo de Cristo. En cena con el Señor resucitado, Él, en calidad de anfitrión, se hace presente de una manera especial. Es reconocimiento y proclamación del nuevo pacto, por el cual los creyentes reafirmamos a identificarnos con la misión de Cristo (Mt 26:28; Mr14:24; Lc 22:20). Futuro.- La cena del Señor es una anticipación del futuro reino de Dios y del futuro banquete mesiánico cua

Condenación de la idolatría

Todo aquel que transigiera la ley de Dios recogerá lo sembrado y perderá mucho más de lo esperado ganar mediante su iniquidad. A los contritos y humildes de corazón, Dios les dio una consoladora promesa, el que habita en la altura y la santidad vivirá personalmente con Él quebrantado y humilde de espíritu. Cristo vino a vivir con nosotros para darnos una nueva vida y libertarnos de la esclavitud. La inmoralidad, prostitución, hechicería, sacrificios humanos, toda idolatría que adula el mundo y es ciego para Dios, son causa de esclavitud, frialdad, decadencia, Dios no permite que nadie se quede sin castigo en pecado por iniquidad. Dios ha estructurado la conciencia humana de forma que nunca habrá verdadera paz interna ni externa para los que viven de manera impía, mientras pequen su vida será como mar tempestuoso, lleno de agitación y lodo. Dios los combate, pero su deseo es que se arrepientan y sean salvos. Si los mensajeros de Dios dejan de señalar los pecados de su pueblo,