Condenación de la idolatría


Todo aquel que transigiera la ley de Dios recogerá lo sembrado y perderá mucho más de lo esperado ganar mediante su iniquidad.

A los contritos y humildes de corazón, Dios les dio una consoladora promesa, el que habita en la altura y la santidad vivirá personalmente con Él quebrantado y humilde de espíritu. Cristo vino a vivir con nosotros para darnos una nueva vida y libertarnos de la esclavitud.

La inmoralidad, prostitución, hechicería, sacrificios humanos, toda idolatría que adula el mundo y es ciego para Dios, son causa de esclavitud, frialdad, decadencia, Dios no permite que nadie se quede sin castigo en pecado por iniquidad. Dios ha estructurado la conciencia humana de forma que nunca habrá verdadera paz interna ni externa para los que viven de manera impía, mientras pequen su vida será como mar tempestuoso, lleno de agitación y lodo. Dios los combate, pero su deseo es que se arrepientan y sean salvos. Si los mensajeros de Dios dejan de señalar los pecados de su pueblo, no son fieles al llamamiento de Dios.

Isaías

57:13 Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. 
57:14 Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo. 
57:15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 
57:16 Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 
57:17 Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. 
57:18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; 
57:19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. 
57:20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. 
57:21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.

Dios les bendiga

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