La unidad espiritual en Cristo

La “gloria” de Cristo fue su vida de servicio abnegado y su muerte en la cruz a fin de redimir al ser humano.
La última oración de Jesús por sus discípulos demuestra los más profundos anhelos por sus seguidores, tanto entonces como ahora; es un ejemplo inspirado por el Espíritu de cómo todo pastor debe orar por su congregación y todo padre cristiano por sus hijos. Al orar por los que están bajo su cuidado, las preocupación principales del creyente deben ser:
1. Que tengan un conocimiento íntimo de Jesucristo y de su Palabra.
2. Que Dios los proteja del mundo, de satanás y de las doctrinas falsas y que no permita que se aparten de Él.
3. Que tengan siempre dentro de sí la medida completa de la alegría de Cristo.
4. Que sean santos en pensamientos, obra y carácter.
5. Que sean uno en propósito y en comunión unos con otros, así como lo son Jesús y el Padre.
6. Que conduzcan a otros a Cristo.
7. Que perseveren en la fe y estén finalmente con Cristo en el cielo.
8. Que permanezca siempre en el amor y la presencia de Dios.

No hay vida eterna a parte de Cristo. La vida eterna requiere una Fe viva y depende del diario vivir bajo la dirección del Espíritu. La vida eterna no se asegura ni se mantiene sólo con un acto de arrepentimiento, exige la unión viva y actual de la comunión con Cristo.

La oración de Cristo por protección, gozo, santificación, amor y unidad sólo tiene que ver  con algunos en particular, con los que son de Dios, creen en Cristo, están separados del mundo, guardan la Palabra de Cristo y aceptan sus enseñanzas.

Santificar, hacer santo, separar. Jesús pide la noche antes de la crucifixión que sus discípulos sean un pueblo santo, separado del mundo y del pecado para adorar y servir a Dios. Santificarse por medio de la verdad, recibir, creer y obedecerla Palabra.

La unidad por la que Jesús oró, era una unidad espiritual basada en permanecer en Cristo, conocer y experimentar el amor del Padre y la comunión con Cristo. Estamos llamados a “ser uno” constantemente. Lo que Jesús tenía en mente es mucho más que confraternizar artificialmente, es una unidad espiritual de corazón dedicado a Cristo, a la Palabra y a la santidad, con humildad, abnegación y amor.

Jesús ora por sus discípulos

Juan

17:1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 
17:2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 
17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 
17:4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 
17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 
17:6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 
17:7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 
17:8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 
17:9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 
17:10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 
17:11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 
17:12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
17:13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 
17:14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
17:15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 
17:16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 
17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 
17:18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 
17:19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 
17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 
17:24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 
17:25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 
17:26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

Aprendamos a vivir en el amor en Cristo

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