LA ELECCIÓN Y PREDESTINACIÓN



Ef 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, -4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, -5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, -6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,

La elección de Dios de los que creemos en Cristo es una doctrina importante para Pablo apóstol, se refiere a la elección de Dios en Cristo de un pueblo para que sea santo y sin mancha a sus ojos. Es una expresión del amor de Dios cuando Dios recibe como suyos a todos los que reciben a su Hijo, Jesucristo.

1.- La elección es cristocénctrica, sólo ocurre en unión con Jesucristo. Cristo es el primero de todos los elegidos de Dios. Cristo, elegido, es el fundamento de la elección. Nadie es elegido separado de la unión con Cristo por la fe. Sólo en Cristo contamos entre los elegidos.

2.- La elección es en Él “en quien tenemos redención por su sangre (Ef 1:7). Dios tuvo el propósito antes de la creación de formar un pueblo por la muerte redentora de Cristo en la cruz. Por eso la elección se basa en la muerte expiatoria de Cristo para salvar de los pecados.

Hch 20:28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.

3.- La elección es colectiva, de un pueblo. Los elegidos, escogidos para el cuerpo de Cristo, mi iglesia, la iglesia del Señor.

Mt 16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Pueblo adquirido por Dios (1 Pe 2:9) y la esposa de Cristo (Ap 19:7). La elección es colectiva y comprende a personas sólo en la medida que se identifiquen y asocian con el cuerpo de Cristo, la verdadera iglesia (Ef 1:22-23).

Ef 1:22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, -23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

4.- La elección para salvación y santidad del cuerpo de Cristo siempre es segura.
Pero la elección de esas personas, o sea de nosotros sigue condicionada a la fe viva y personal en Jesucristo y a la perseverancia en unión con Él.

Si tenemos necesidad vayamos a los pies de Cristo, Él se agrada porque grande es en misericordia.

Pero si estamos en intimidad con Él, ya no tenemos necesidad porque Él es quien guía y cuida de nosotros, porque estamos en su gracia y lleva nuestras oraciones al trono de gracia. Sólo en Él seremos transformados. En su muerte expiatoria, redentora Él presentó al Padre su santidad sin mancha.

Ahora nos toca a nosotros menguar y buscar tragos más profundos del pozo del amor de Dios, en humildad porque sin Él no somos nada. Al mismo tiempo que menguamos, crecemos hacia arriba donde pasamos mayor comunión con Dios por medio de la oración y nos gozamos de una relación profunda, cada vez más profunda con Jesucristo, en Él el aire que respiramos es la clave secreta, es el aliento, la fortaleza y privilegio de todo cristiano.

De modo, si somos hijos de Dios, buscamos el rostro del Padre y viviremos en Su amor, porque la fe activa la presencia sobrenatural del Padre en nuestras vidas, la fe fue lo que llevó a clamar al ciego Bartimeo, ¡Jesús, Hijos de David, ten misericordia de mi! Y muchos le reprendían pero él clamaba mucho más ¡Hijo de David, ten misericordia de mi! Jesús le dijo tu fe te ha salvado y recobró la vista.

Bartimeo, clamó con fe, activó la potencia de la fe al sentir el amor del Padre, su presencia, y El Padre derramó su poder sobrenatural, Bartimeo tuvo su milagro, gloria al Santo de Israel, al Hijo de Dios.

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo"

Todas las bendiciones espirituales son una bendición triple, digamos. En primer lugar se nos dice: toda bendición espiritual. Esto es como un paquete que se ha envuelto en los lugares celestiales. Y finalmente, son colocados en una esfera más grande, esto es en Cristo.

El pensamiento completo es que uno debe abrir este regalo para ver lo que Dios ha hecho por usted, para poder entonces, vivir por la fe, y vivir en el día de hoy en los lugares elevados a los cuales Dios nos ha llevado.
  
Él nos ha hecho un hijo; nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales. Y nosotros necesitamos vivir de esa manera en el mundo del presente.

El Señor nos escogió de antes de la fundación del mundo, nos puso en un mundo hostil, lugar donde no podemos desarrollar a plenitud nuestra naturaleza que Dios puso en cada uno, nuestro potencial. Sólo con la ayuda del Espíritu Santo podemos ser transformados, ser fortalecidos en Cristo y servirle para su obra redentora. Cristo vive cada dia más cerca de usted, de mí. Damos gracias a Dios.

Predestinación significa decidir de antemano, y se aplica a los planes de Dios incluidos en la elección. Mediante la elección Dios escoge en Cristo a un pueblo, la verdadera iglesia para Él. La predestinación comprende lo que sucederá al pueblo de Dios, a todos los genuinos creyentes en Cristo.

Dios predestina a sus elegidos para que sean:

1.- llamados (Ro 8:30) – 2.- justificados (Ro 3:24) - 3.- glorificados (Ro 8:30) – 4.- conformes a la imagen de su Hijo (Ro 8:29) – 5.- santos y sin mancha (Ef 1:4) – 6.- adoptados como hijos suyos (1:5) – 7.- redimidos (1:7) – 8.- destinatarios de una herencia (1:14) – 9.- para la alabanza de su gloria (Ef 1:12) – 10.- destinatarios del Espíritu Santo (Ef 1:13) – 11.- creados para hacer buenas obras (Ef 2:10).

La predestinación, como elección, se refiere al cuerpo colectivo de Cristo, la verdadera iglesia espiritual, incluye a personas sólo en asociación con este cuerpo mediante una fe viva en Jesucristo.

Ef 1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, -8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, -9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo, -10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.

Su venida será diferente para diferentes personas;

Pero tendrás que acercarte a Él uno de estos días. Puedes ir y arrancar el fruto que Él prohíbe que toques, y luego puedes ir y ocultarte entre las gruesas ramas de los árboles en el huerto y pensar que te has escondido; pero tendrás que comparecer cara a cara ante tu Hacedor en algún momento u otro.

Pudiera no ser hoy, o mañana; pudiera no ser hasta “el aire del día” del tiempo; es más, pudiera ser hasta que el tiempo mismo ya no sea más; pero, por fin, tendrás que ser confrontado por tu Hacedor.

Dios y nosotros tenemos que reunirnos, tan ciertamente como estamos viviendo aquí ahora; en algún momento u otro, cada uno de nosotros tenemos que oír la voz del Señor Dios diciéndonos, tal como le dijo a Adán: “¿Dónde estás tú?” Ahora, de esta reunión entre Dios y el hombre caído aprendemos de LA GRAN PACIENCIA DE DIOS. EL GRAN AMOR DEL PADRE TODOPODEROSO.

Crezcamos en Gracia

Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

2 Pedro 3:18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.

«Crezcan en la gracia», no en oigo de gracia sino en toda gracia. La raíz de toda gracia es la fe.
Confía en las promesas de Dios con más firmeza que nunca.
Deja que tu fe crezca en plenitud, firmeza y sencillez.

Crezcamos también en amor. Pídele a Dios que extienda tu amor y lo haga más intenso y práctico al influir en cada pensamiento, cada palabra y cada acción.

Crezcamos también en humildad.
Procura pasar inadvertido y reconoce plenamente que no eres nada.
Al mismo tiempo que creces «hacia abajo» en humildad, también busca crecer «hacia arriba» donde pasarás momentos de mayor comunión con Dios por medio de la oración y disfrutarás de una intimidad más profunda con Jesucristo.

Que Dios el Espíritu Santo nos capacite para crecer «en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador».

Si no creces en el conocimiento de Jesús, te estás negando a ser bendecido. Conocerlo es «vida eterna» (Juan 17:3) y crecer en el conocimiento de él es aumentar la felicidad. 

Si no anhelas conocer más a Cristo, entonces no lo has conocido todavía. Si has tomado un sorbo de este vino, desearás tomar más.

Porque solo Cristo satisface, brinda tal satisfacción que tu apetito no se sacia sino que sencillamente se estimula.

Si conoces el amor de Jesús, «cual ciervo jadeante en busca de agua» (Salmo 42:1), también tu corazón sediento jadeará buscando tragos más profundos del pozo del amor de Dios.

Si no deseas conocerlo mejor, es porque no lo amas porque el amor siempre clama: « ¡Más cerca! ¡Más cerca! »

Sal 42:1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

La ausencia de Cristo es el infierno, y la presencia de Jesús es el cielo.

Nunca te detengas ni te conformes hasta que hayas logrado una intimidad cada vez mayor con Jesús. Procura saber más de él, conocer más de su naturaleza divina, de su humanidad, de su obra consumada, de su muerte, de su resurrección, de su siempre presente y gloriosa intercesión a nuestro favor, y de su futuro regreso como «Rey de reyes» (Apocalipsis 17:1 4).

Aférrate a la cruz de Cristo e indaga en los misterios de sus heridas.


Un amor creciente por Jesús y una comprensión más acabada de su amor por nosotros es tina de las mejores pruebas de una vida que verdaderamente experimenta crecimiento espiritual en gracia.


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