Preparados para la segunda venida de Cristo




Heb 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
9:28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Bajo el antiguo pacto, los israelitas observaban con atención la reaparición de su sumo sacerdote después que había entrado en el santuario para hacer la expiación.

Así mismo los creyentes cristianos, conscientes que nuestro sumo sacerdote ha entrado en el santuario celestial como nuestro abogado, esperamos ansiosamente su reaparición para traer una salvación completa.

La ofrenda única de Cristo en la cruz representa la salvación perfecta y es eternamente eficaz. La perfecta salvación en Cristo se imparte a todos los que se van santificando a medida que nos acerquemos a Dios por medio de Cristo. La expresión santificados es un participio activo que pone énfasis en una acción continua hoy, ahora, a toda hora y siempre.

La santificación es el propósito de vida en Cristo a través del ministerio de reconciliación de su iglesia, en su Palabra, su intersección, oración, alabanza, sacrificio.

En contraste con el acceso limitado a Dios que tenían los israelitas, Cristo, al dar su vida como sacrificio perfecto, ha abierto el camino a la presencia misma de Dios y al trono de la gracia. Por lo tanto los creyentes en Cristo podemos con gratitud acercarnos constantemente a Dios en oración.

La fe y el acercamiento a Dios por medio de Jesucristo son inseparables.
La fe es acercarse con sinceridad a Dios y creer en su bondad, al acercarnos encontramos misericordia, gracia, ayuda salvación, santificación y purificación.

Donde no hay acercamiento a Dios en oración y comunión en Cristo, tampoco hay fe salvadora. Jesucristo mismo pone en el mismo nivel la fe y la ferviente oración a Dios, en amor y en el poder de su gracia. La oración de los santos y justos es poderosa porque llegan de corazón, en fe y con las peticiones justas y agradables a Dios.

Se acerca el día del regreso de Cristo por sus fieles, mientras tanto muchas son las pruebas, adversidades y persecuciones de índole espiritual, habrá mucho engaño en cuanto a las doctrinas.

El congregarse implica mantenerse firme en Cristo, en la guía del Espíritu Santo, en su Palabra, en oración, alabanza y sacrificio, en la fe apostólica del nuevo pacto.

La apostasía se define como deserción, rebelión, abandono retirada, separación de aquello a lo que se ha acercado antes. Significa cortar la relación salvadora de uno con Cristo, apartarse de la unión vital con Él y la verdadera fe en Él.

La apostasía sólo es posible para quien haya tenido la experiencia de la salvación, regeneración y renovación por medio del Espíritu Santo; no es la simple negación de los inconversos de la doctrina de las Sagradas Escrituras.

Por incredulidad, por falta de fe y amor, creyentes dejan de tomar en serio las amonestaciones, advertencias, las promesas y las enseñanzas de la Palabra de Dios. Es un peligro mortal abandonar la unión en Cristo y el perseverar en la fe y la obediencia.

Mt 24:4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
24:5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.

1 Co 15:1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
15:2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Stg 5:19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,
5:20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.

Mediante el engaño del pecado el creyente puede volverse más tolerante para con su vida y abrir grieta. La consecuencia es que ya no aman la justicia ni odian la maldad.

Ef 5:5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

Cuando las realidades del mundo llegan a ser mayores que las realidades del reino de Dios, poco a poco el creyente deja de acercarse a Dios por medio de Cristo.

Heb 4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Por la dureza del corazón y el rechazo del plan de Dios, los creyentes no hacen caso de la advertencia continua del Espíritu Santo.

1 Tes 5:19 No apaguéis al Espíritu.
5:20 No menospreciéis las profecías.
5:21 Examinadlo todo; retened lo bueno.
5:22 Absteneos de toda especie de mal.

Se entristece el Espíritu Santo, se apaga su fuego en el creyente y se viola su templo, acaba en apartarse del creyente apostata.

Rom 8:13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

Si la apostasía sigue sin freno, las personas pueden llegar a un punto en que no es posible volver a comenzar.

Seguir pecando deliberadamente después de recibir el conocimiento de la verdad, es ser culpable de pisotear a Cristo, es incurrirle en vejaciones, tratándolo con desprecio y menospreciando su vida y su muerte, considerar la sangre de Cristo como indigna de la fidelidad humana, y rebelarse contra el Espíritu Santo a pesar que trae la gracia de Dios al corazón.

El justo vivirá por fe, y es el principio fundamental, rige la relación del creyente con Dios y su participación en la salvación provista por medio de Jesucristo. El justo tendrá vida eterna al acercarse a Dios con un corazón sincero que cree y cualquiera que se vuelva atrás y deliberadamente se mantenga en pecado no será del agrado de Dios e incurrirá en condenación eterna.

Ello es una exhortación de vital importancia para todo aquel que sigue a la ligera y con tibieza el camino del cristianismo. Debemos ser hacedores de la Palabra no sólo oidores, no es momento de jugar, de aparentar aquello que no se siente, o de actuar con religiosidad sin escuchar al corazón si de verdad es transformado o está endurecido como una piedra.

Hemos de formar parte del ministerio de compasión en Cristo porque Él todavía trabaja y el Padre de la vida también. Por ello nosotros trabajamos como instrumentos suyos, ese es nuestra encomienda en la iglesia de reconciliación a través de Jesucristo.

Sólo podemos trabajar en la fe activa, y para ello nuestra fe, nuestro escudo ha de estar fortalecido en Cristo junto con la Palabra la espada de todo guerrero en espíritu y verdad. La fe la convicción de lo que no se ve como si fuere, oramos en la fe de Cristo porque Él sí que puede y además de verdad, y más de lo que nuestra mente puede imaginar. Nuestra fe es de acción y oración.

Heb 10:38 Mas el justo vivirá por fe;
Y si retrocediere, no agradará a mi alma.

Habacuc 2:4 He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.

Es el justo quien al final emergerá victorioso. Se pone en contraste al justo con el orgulloso y el impío cuya alma no es recta. El corazón de los justos se vuelven a Dios, con el deseo de ser hijos de Él y tener una estrecha comunión obedeciendo su voluntad. Los justos deben vivir en el mundo con fe en Dios, en la firme confianza que sus caminos son justos, con lealtad a Cristo como Salvador y Señor, en la convicción de seguir sus caminos.

Rom 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Estos versículos pronuncian ayes de juicio sobre cualquiera cuya alma no es recta. Advertencias sobre agresión, injusticia, violencia, delito, infidelidad, inmoralidad, idolatría.

En medio del pecado del mundo y de la venida del juicio de Dios, hemos aprendido a vivir por la fe en Dios y a confiar en la sabiduría de sus caminos. Siendo hacedores de la Palabra no sólo oidores.

El justo vivirá por fe, en esta verdad inmutable demuestra que el justo tendrá vida eterna al acercarse a Dios con corazón sincero que cree en Jesucristo. Cualquiera que se vuelva atrás incurrirá en condenación eterna.

Debemos buscar a Dios, creer en su bondad, confiar en su Palabra, obedecer sus mandatos, vivir conforme a sus promesas, rechazar el espíritu malvado del mundo, anhelar el hogar celestial, perseverar en las pruebas, bendecir a la siguiente generación, rechazar los placeres del pecado, soportar la persecución, amar a Dios y al prójimo y no regresar a la tierra de donde salimos, es decir al mundo.

Dios aceptó el sacrificio de Abel porque Abel era justo, consagrado y obediente.
Debemos desprender un perfume agradable en nuestros sacrificios, para que sean del agrado de Dios. De manera genuina pues hipocresía implica el interpretar un papel, un sentimiento, una religiosidad que no es agradable a Dios, Él conoce hasta lo más recóndito de nuestros corazones. Vayamos sinceros y humildes delante de su presencia, para arrepentirnos de nuestros errores y pedir perdón.

La fe y la obediencia son inseparables como también los son la incredulidad y la desobediencia.


A los que honran a Dios viviendo como extranjeros y peregrinos y anhelando una patria mejor, Dios nos honrará al llamarle nuestro Dios, nuestro Padre, nos reconocerá como sus propios hijos.

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