En ningún otro hay salvación



Hec 4:5-12

En estos pasajes Pedro el apóstol experimentó la plenitud del Espíritu Santo que le produjo plena inspiración, sabiduría y el valor para proclamar la verdad de Dios.

Es sumamente importante que el ser lleno del Espíritu Santo no sea experiencia de una sola vez, sino de manera constante. 

Ese episodio es el cumplimiento de la promesa de Jesucristo,

Luc 12:11 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; -12:12 porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.

Los discípulos de Cristo estaban convencidos de que la mayor necesidad de toda persona era salvarse del pecado y de la ira de Dios, y predicaban que podría suplirse esa necesidad sólo por medio de Jesucristo. En el mensaje apostólico original, toda bendición exigía santidad.

Revela la naturaleza exclusiva del evangelio y la enorme responsabilidad de la iglesia de predicar el evangelio a toda persona.

Ju 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

No hay esperanza de salvación para nadie que no sea en Jesucristo.

1 Ti 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, -2:6 el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.

Ese es el fundamento para el mandato misionero.

El Espíritu Santo creó en los apóstoles un deseo irresistible de proclamar el evangelio, el Espíritu impulsó a los creyentes a llevar el evangelio a otros. Los discípulos necesitaron valor renovado para testificar y hablar de Cristo. El poder interior del Espíritu y la realidad de la presencia de Dios que son el resultado de la plenitud del Espíritu nos libra del temor hacia los demás y nos da un renovado valor para testificar acerca de Dios.

Los cristianos tenemos que ver con ojos espirituales, sabiendo discernir que todo rechazo, crítica, persecución, es normal porque las potestades de la oscuridad se levantan una y otra vez en contra de toda la obra de Dios. La gracia de Dios, que nos permite experimentar la plenitud del Espíritu Santo una y otra vez, nos ayuda a testificar acerca de Jesucristo con denuedo, con valor.

La iglesia ante el desafío de los últimos días, necesita orar con fervor para que Dios confirme su palabra con gran poder, milagros y abundante gracia. Sólo cuando proclamamos el evangelio en el poder del cual testifica el NT podremos de forma adecuada ganar la generación perdida para Cristo.

No se puede conquistar el mundo desde el mundo, ni con las formas del mundo, sino con el poder de la gracia, la transformación en Cristo, la muerte del viejo hombre, y la proclamación del nuevo pacto a través de Cristo, con las profecías y bendiciones que vienen a través de Él en el Santo Espíritu de Dios, en el nombre del Padre, Verbo y Espíritu Santo.

Hec 5:1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, -5:2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. -5:3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? -5:4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. -5:5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.

Ananías y Safira ven como otro miembro de la iglesia Bernabé vendía su propiedad y trajo el dinero a los apóstoles (Hec 4:36-37). Ananías y Safira quisieron hacer lo mismo, pero en el fondo de su corazón persistía un amor al dinero y un deseo de la alabanza de la gente. Ello era opuesto a la actitud de Bernabé, aunque se veía muy similar, la mentira estaba allí, amenazando con deshacer todo.

El Espíritu Santo conoce nuestros pensamientos más íntimos, nada está escondido para Dios, a pesar de engañar a los demás, Ananías y Safira fueron descubiertos. No hay una puerta cerrada o armarios ocultos para el Espíritu Santo.

Al proclamar con tu boca que Jesús es el Señor, y vives como si la ley no importa, no puede engañar a Dios.

La muerte de Ananías y Safira fue un ejemplo de la actitud de Dios hacia cualquier corazón engañoso entre los que dicen haber nacido de nuevo y ser creyentes llenos del Espíritu. Ello sirvió como señal y lo mostró físicamente.

La raíz del pecado de Ananías y Safira era que les encantaba el dinero y el reconocimiento de parte de los demás. Eso los puso en contra del Espíritu Santo. Una vez que el dinero y la alabanza humana toman posesión de una persona, su espíritu se abre a toda clase de maldad satánica.

Ju 5:41 Gloria de los hombres no recibo. -5:42 Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.

Mt 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Dios consideró esa mentira contra el Espíritu Santo una ofensa grave. Dios derribó de forma fulminante a Ananías y Safira, con el fin de revelar su rechazo a todo engaño, toda mentira, y toda deshonestidad en el reino de Dios.

Uno de los pecados más abominables que pueda cometer el siervo de Dios es engañar a la iglesia respecto a su relación con Cristo, su trabajo por Él y la extensión de su ministerio.

Mientras más cerca se está del lugar santo, más significativo es cada mancha. No tome las cosas sagradas a la ligera!. El temor es una parte integral de la adoración. El amor de Dios sólo tiene sentido cuando se sabe de la magnificencia de Su gloria y la fuerza de su poder. Tu gracia Señor me enseñó a temer. A medida que el temor a Dios aumenta, también lo hace el sentido de su amor, porque entendemos mejor de lo que hemos sido salvados.

Comprometerse en esa hipocresía equivale a usar la sangre derramada de Cristo para glorificarse a sí mismo ante las demás personas. Eso es descuidar el verdadero propósito por el cual Cristo sufrió y murió, indicando una ausencia del temor del Señor, y del respeto y honor por el Espíritu Santo, eso merece el justo juicio de Dios.

El juicio de Dios sobre el pecado de Ananías y Safira ocasionó un aumento de humildad, reverencia y temor. El temor del Señor es un elemento esencial en la fe en el cristianismo bíblico de hoy.

El gran poder, es la característica distintiva de la predicación y del testimonio apostólico.
El testimonio apostólico de basaba en la Palabra de Dios, y la convicción se daba por el Espíritu Santo.
Los discípulos estaban conscientes de que habían sido enviados y comisionados por Jesucristo mismo, el Señor resucitado.

A los que oían el evangelio, el Espíritu Santo, por medio de los conciliadores, los convencía de culpa en cuanto al pecado personal, la justicia de Cristo y el juicio de Dios.










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