Vestíos como escogidos de Dios


“Col 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; -3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. -3:14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. -3:15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.  -3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. -3:17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”

La biblia es la guía que nos permite ser guiados por el Espíritu Santo el cual nos determina la rectitud o el error de nuestras acciones, nuestros caminos, nuestros compromisos.

La vida del cristiano es meditar en la Palabra de Dios, leerla y estudiarla, acompañarla con oración hasta que more con toda su riqueza en nuestro corazón. 

Entonces nuestros pensamientos, palabras, acciones y motivaciones estarán guiadas por Cristo. La oración es básicamente darle gracias a Dios, por todo lo que hace en nuestras vidas pues Él ya sabe todo de nosotros.

Somos apartados de la cosas del mundo y tenemos un yugo con Dios, nuestra vida ha cambiado y con este compromiso pasamos a vivir en la gracia inmerecida de Dios, en fe, vivir en Cristo es vivir en el poder de su amor, vivir en el misterio de compasión.

“Mt 11:28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”

La persona que no acepta al Señor trabajará duramente, llevará cargas difíciles de soportar, tal vez para demostrarle a Dios que no lo necesita, pero es trabajo que no fructificará, más tarde o más temprano la voluntad de Dios se llevará a cabo. 

“Is 57:21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.”

Esta palabra es directa para aquellos que no conocen al Señor y aún están perdidos en sus delitos y pecados, sin embargo también para los creyentes, dice en “Sal 127:1 Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. El esfuerzo humano no tiene un fruto que perdure.”

Hay otros yugos que no son de Dios, el yugo de la tradición y religiosidad. Los fariseos ponían cargas tan grandes al pueblo, que no podían llevarlas ni vivir en gozo y libertad. La ley se convertía en una carga que secaba espiritualmente al pueblo, y esa tradición aún continua limitando hoy en día. 

La iglesia católica impuso la pobreza como sinónimo de santidad y humildad delante de Dios. Mientras la iglesia se enriqueció con los bienes que muchas familias donaron para acercarse a esta visión. 

La pobreza en sí es una maldición que se transmite en el ADN, en el AT era falta de fe y la desaprobación de Dios. El pueblo de Dios siempre estuvo bajo la cobertura de la providencia y bendición de Dios. Cristo se compadecía de los pobres y necesitados. 

María la pecadora compró un valioso perfume de nardo y ungió la cabeza de Nuestro Señor Jesucristo y sus pies.
“Mar 14:5 Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella -14:6 Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho -14:7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis -14:8 Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura -14:9 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.”

“Lu 18:25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.”

Cristo identificaba el afán y la codicia de las riquezas con la idolatría, que es demoníaca y esta es asociada con las posesiones y la ambición las cuales esclavizan.

No debemos confundir, la bendición de Dios, la providencia de Dios, hacia sus hijos, los cuales en amor y justicia serán buenos administradores; con el afán de la codicia, que es desorden, despropósito, ambición y mala administración. 

Los ricos codiciosos suelen vivir como si no tuvieran necesidad de Dios, según la perspectiva de Cristo, estas riquezas son un obstáculo para su salvación y su discipulado.

Cristo se movía por compasión y se daba cuenta de la religiosidad de su pueblo, la ley era sólo palabras, normas, mandatos, que no llegaba a nadie, ni transformaba los corazones, ellos decían pero ellos no hacían, sólo era religiosidad. Haced lo que os dicen pero no haced lo que hacen.

Si seguimos a Cristo honestamente debemos de dar testimonio de quien seguimos, debemos de dar fruto, tenemos que sentir el poder de su gracia y seguir sus huellas bajo su guía. Para guardar la unidad del Espíritu de Dios, tenemos que ser fieles a la verdad y llevar el paso del Espíritu, pues jamás se podrá alcanzar con esfuerzo humano.

Si nos llenamos de la Palabra, crecemos en la gracia de Cristo, maduramos espiritualmente, tendremos el conocimiento de la verdad para rechazar a los falsos maestros, sostener con amor la verdad revelada de las escrituras y vivir en verdadera justicia y santidad.

Ef 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;  -4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

Ya no seamos niños.- Pablo define esta expresión a la persona con la madurez espiritual que posee la plenitud en Cristo. La madurez espiritual significa no ser como niños, inestables, fácilmente engañados por falsas doctrinas y astucias. La madurez espiritual implica el expresar “la verdad y el amor”.

Ef 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Ef 5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne -5:32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

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