Reconciliadores entre Dios y el prójimo

Debemos obedecer a la voluntad de Dios. Abrir los ojos y oídos espirituales, seguir la guía de Cristo en nuestras vidas. 

Si no obedecemos a Dios, ni veremos ni oiremos la guía de Cristo.

Dios participa en los acontecimientos del mundo a fin de salvar a su pueblo de la maldad y lograr sus propósitos redentores en favor de sus hijos, toda alma que acepta a Cristo como Hijo de Dios y pone la disposición a circuncidar su corazón para ser santificados, y poder recibir las bendiciones espirituales para ser justos administradores del reino de los cielos.

Todo creyente en fe, forma parte del misterio de compasión en Cristo y la fe conduce a sentir como ríos de agua viva que Dios está obrando en lo que ocurre alrededor nuestro, para transformarnos en las personas que Dios quiere que seamos al fin de cambiar nuestro nombre, ser  un alma transformada en Cristo, en el corazón.

Nos convertimos en reconciliadores entre Dios y el prójimo, instrumentos de Cristo para participar del misterio de compasión, por compasión Cristo sanaba, hacia señales y prodigios sobrenaturales, transmitía enseñanza en parábolas, y llevó la calamidad para acabar con la calamidad y así librarnos de la esclavitud del pecado.

Ester 4:14 Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?

La reina Ester estaba dispuesta a dar su vida en un intento por salvar a su pueblo. Sólo si Dios está en tu corazón un alma adquiere esta disposición, es por la fe que el Señor cimienta en su roca, en la piedra angular de Cristo para actuar de reconciliador, en un instrumento suyo, en misericordia y compasión. En fe Ester haría lo apropiado y dejaría que Dios se ocupara de las consecuencias.

Dios honrará a los que por amor a Él y a su palabra, dicen su verdad a pesar de grandes pérdidas. Mardoqueo y Ester estaban dispuestos a morir, si fuera necesario, en esta lucha contra los poderes del mal, son testimonio de la fiel obediencia a la voluntad de Dios, forman parte del misterio de compasión, de las convicciones piadosas.

Ju 16:1 Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo -16:2 Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios -16:3 Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí -16:4 Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. 

En este pasaje Jesús alude a la oposición y hostilidad de las autoridades de congregaciones religiosas si éstas no se adhieren las enseñanzas de Jesús, ni a revelación apostólica. Cuando no es Dios quien dirige su iglesia, estos creyentes tienen un concepto tan diferente a la verdad del evangelio que persiguen y matan espiritualmente a los verdaderos seguidores de Cristo, pensado que están sirviendo a Dios.

La obra del Espíritu Santo tocante a convencer de pecado no sólo surte efecto en el incrédulo, sino en los creyentes y en la iglesia a fin de enseñar, corregir y guiarlos a la verdad. 
Luc 1:17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.

Juan el Bautista. Parece de muchas maneras al intrépido profeta Elías, será un predicador de rectitud moral, debido a que está lleno del Espíritu Santo. 
Manifestará el misterio del Espíritu Santo al predicar sobre el pecado, la justicia de Dios y el juicio. El volverá el corazón de los rebeldes a la prudencia de los justos. No comprometerá su conciencia ni torcerá sus principios bíblicos por su bienestar o seguridad. Obedecerá a Dios y permanecerá leal a toda verdad porque Juan es un “hombre de Dios”.

Oración
Padre nuestro, gracias por esta revelación de la gran verdad que encontramos en todas las Escrituras, que tú eres el Dios de la historia. No hay acontecimiento que suceda sin que forme parte de tu plan y todas las cosas se mueven en relación con tu reino divino. Lo que tú has dicho que va a suceder sucederá y la historia del pasado lo corrobora, y todas las vueltas y maniobras realizadas por los hombres no lo impedirán. 

Señor, ayúdanos a elevar nuestros ojos en medio de nuestros problemas y a que recordemos que Dios es nuestra salvación, el Dios de nuestra fortaleza, y a hallar de ese modo la respuesta en medio de la aflicción. Te pedimos que nos hagas vivir de este modo, no de alguna manera, sino triunfantemente. En el nombre de Cristo, amen.

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