Ezequiel 8




Eze 8:1 En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Jehová el Señor.

Eze 8:2 Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente.

Eze 8:3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.

Ezequiel experimentó una imponente visitación de la presencia y del poder de Dios cuando fue llevado en visiones de Dios a Jerusalén. Extendió la mano y me tomó por las guedejas de mi cabeza (los pelos de la cabeza).

Esta visión cuenta la idolatría y las abominaciones que tenían lugar en el templo, pronuncia un duro juicio contra Jerusalén y los sacerdotes, pues sus líderes eran totalmente corruptos. En los capítulos (1-3) muestra que el castigo provenía de Dios, y que la razón de éste castigo era el pecado de Israel.

Una de las preocupaciones de Cristo en el mensaje de las siete iglesias en que no cayeran en la tolerancia de falsos maestros, profetas o apóstoles que tergiversan la palabra, debilitando su poder y autoridad. Cristo instruye a las iglesias a que prueben a todo aquel que dice tener autoridad espiritual. 

La imagen del celo, cualquier imagen provoca el juicio de Dios. En este capítulo la imagen que provoca a celos, podría ser una diosa cananea de la fertilidad, cuyo carácter alentaba la inmoralidad sexual. El rey Manases había colocado una imagen de éstas en el templo, pero el rey Josías la quemó aunque habían otras muchas alrededor pintadas en murales, eran representaciones pictóricas similares a la de los templos egipcios y babilónicos.

Dios revela a Ezequiel el grado en el que el pueblo había abrazado la idolatría y la maldad.

El Espíritu de Dios trabaja en nosotros de forma similar, revelando el pecado latente en nuestras vidas. Hoy los creyentes debemos pedir en oración para que el Espíritu Santo se manifieste con poder, anhelando los dones espirituales, para ser testigos de Cristo, de ésta la palabra de Dios saldrá a la casa de Dios y al mundo con denuedo, con poder milagroso y convencedor.

Dios le reveló a Ezequiel que Él no habitaría en el templo si se toleraba la idolatría y el pecado. Jesús afirma que las iglesias que se adaptan y acomodan al mundo, abandonan la enseñanza apostólica o toleran la inmoralidad perderán la presencia y el lugar de ellas en el reino de Dios.

La ira y el juicio de Dios comienzan con su propio pueblo, con los guías espirituales de sus congregaciones. Los ministros de la iglesia son responsables ante Dios por su fidelidad a su Palabra y por su perseverancia en la justicia y en la vida de santidad. Si dejan de ser buenos testimonios, apartaran a muchos de Dios y de su palabra.

Los setenta varones representaban a los creyentes que habían sido escogidos por Dios para guiar a Israel en el enfrentamiento contra la idolatría pagana que era la influencia de otras naciones (Babilonia).

Tamuz era dios babilónico de la vegetación, cuando la vida vegetal moría en el otoño, el pueblo lamentaba lo que consideraba su muerte. Las mujeres de Judá habían abandonado a Dios, volviéndose a semejantes idolatrías para pedir ayuda y bendición realizando adoraciones del sol o de la naturaleza.

Dios creó toda la vida, no perdamos de vista al creador, alabanzas a Jehová, alabanzas al Rey, le damos gloria y honramos su nombre para la eternidad, el Santo Espíritu de Dios more en nuestros corazones y guíe nuestros pasos.

Mientras nos acerquemos a Cristo, Él nos concederá su fortaleza celestial, cuanto mayores sean las debilidades y las pruebas por Cristo, tanta más gracia Dios dará para cumplir su voluntad.

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré mas bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. (2Co 12:9)

La gracia es la presencia, el favor y el poder de Dios. Es una fuerza, la fortaleza celestial que se les da a los que invocan a Dios. Disfrutaran de esa gracia fieles que acepten sus debilidades y dificultades por causa del evangelio.

El sincero amor a Cristo resulta en una devoción extraordinaria a Él, en pureza de vida y en amor a la verdad. Cristo rechazará cualquier congregación o iglesia si no se arrepiente de permitir que mengue su amor y obediencia a Él.


Dios les bendiga

Entradas populares de este blog

Eliseo y la Sunamita ( siete estornudo, siete años)

LAS VESTIDURAS

El Espíritu Santo revela a Cristo