la oración de Habacuc 3



Este libro comienza en la penumbra, con los pensamientos del profeta envueltos en una sombra. Parece como si al comenzar a escribir esta profecía, él tuviera un signo de interrogación en su mente, un resignamiento sobre el juicio i castigo de Dios. 

Habacuc le pregunta a Dios, y después expresa una gloriosa experiencia de la presencia de Dios, con gran exclamación alaba a Dios, la palabra "Sigionot" tiene que ver con la música.

Esta oración es un cántico, el cual tiene que ser interpretado con instrumentos de cuerda, y eso lo descubrimos viendo el final de este capítulo, donde dice : Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas, instrumentos de Dios los cuales son usados siempre con el poder y la autoridad de Dios.

He oído tu palabra, y temí. Oh Señor, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia. 

Señor, ahora puedo ver que estás actuando en juicio. Ya que vas a castigar y ejecutar ese juicio, quiero pedirte, que te acuerdes de la misericordia. 

Habacuc sabía que el pueblo de Dios había pecado y que sufriría su juicio, y le pidió a Dios que entrara en su pueblo con una renovada manifestación de poder, pues el pueblo de Israel no sobreviviría si el Señor no intervenía en la vida de ellos con un derramamiento de su gracia y de su Espíritu. 

Habacuc sabía que Dios es misericordioso y está lleno de gracia, y que jamás desea que nadie perezca. Hoy parece que Dios no está haciendo nada con respecto al mal y a las injusticias que oprimen a los seres humanos. Pero si pudiéramos ascender a una torre de vigía como aquella desde la cual observó el profeta Habacuc, y pudiéramos ver y sentir esa gran verdad de que el justo vivirá por su fe, podríamos expresar una fe viva en Dios, y podríamos observar cómo Él está actuando detrás de la escena en que tienen lugar los acontecimientos de este mundo.

Sólo en la vida espiritual con Jehová hay salvación, camino y luz, en los momentos de angustia de su pueblo, Habacuc le pedía en oración a Dios que fuera compasivo, pues su pueblo no se sostendría sin la misericordia de Dios.

Así pasa con la iglesia, si no buscamos de la misericordia de Dios la angustia y el desconsuelo llevan al pueblo por sendas vacías prestas al fracaso espiritual. Sabemos que hay muchos creyentes que están abandonando o ya han abandonado toda acción de fe y toda esperanza, se han rendido. Pero Dios siempre guarda un remanente igual como lo hubo en Babilonia.

Necesitamos acercarnos a Él y clamar: "Señor, en la ira, acuérdate de la misericordia. No te olvides de mostrar misericordia para con nosotros. Nosotros necesitamos mucho de Tu compasión". Cada una de nuestras naciones necesita de la misericordia de Dios. 

Habacuc le preguntaba al Señor por qué no hacía algo estaba sorprendido de que Dios permitiera que los babilonios se salieran con la suya. "¿Por qué permites que ellos se salgan con la suya?

En un momento Dios le permite ver que Él, efectivamente, estaba actuando. 

Y entonces, Habacuc clamó por la misericordia de Dios.

Hay una analogía con la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, de la idolatría, de la hechicería, de las maldiciones y de la oscuridad. 

El mismo Dios que vino con salvación en el pasado vendría otra vez con toda su gloria y todos los que estuvieran esperando ese advenimiento verían su triunfo sobre el imperio y las naciones.

Su gloria cubrió los cielos, y la tierra se llenó de su alabanza, eso no ha tenido lugar aún, pero fue algo cierto en cuanto se refería a Abraham, y a los israelitas, cuando ellos salieron de Egipto. Al principio hubo alabanzas en sus corazones, aunque más adelante llegarían a quejarse y a lamentarse el resto de los días, pero la gloria de Dios cubrió los cielos en aquellos días.

Si nosotros supiéramos realmente las formas en que Dios está actuando en el presente en cuanto al juicio y al castigo, este conocimiento haría que muchas personas de todas las naciones se postraran de rodillas delante del Dios todopoderoso.

Habacuc manifiesta que no servía a Dios por lo que Él le daba, sino porque era Dios. Incluso en medio del juicio sobre Judá, Habacuc optó por alegrarse en el Señor, Dios es Dios de justicia, Jehová es nuestra salvación y fuente inagotable de fortaleza. 

Esta maravillosa oración que tenemos ante nosotros, es en realidad un recital de lo que Dios ha hecho por su pueblo a través de la historia, y en lo que Él hace y va a hacer nuevamente en el futuro de los tiempos. 

Este es el pensamiento que debemos tener presente siempre, que podemos depender confiadamente de Dios, porque lo que Él ha hecho en el pasado continuará haciéndolo ahora en la actualidad porque Dios es siempre fiel.

Habacuc sabía sin duda que un remanente justo saldría de la invasión babilónica y proclamó con la confianza de la victoria final de todos los que viven por la fe en Dios.

Jehová es Dios supremo y soberano y es a través de Cristo Jesús que nos libera de la esclavitud del pecado. 


Dios les bendiga

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