El poder de Dios

1 Co 4:20 - Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.

El reino de Dios se revela con poder, por eso sus miembros deben de tener más que palabras y mensajes; deben de manifestar también el poder del Espíritu Santo.

La bendición proviene del poder con Dios, pues ennoblece el alma del hombre o mujer que lo posee. Si Dios está con nosotros quien contra nosotros. Todo hombre o mujer que esté con Dios, le contará sus necesidades y serán suplidas, contará de sus pecados y serán perdonados, Dios tratará bien con el hombre o mujer que tiene poder con Él. El lenguaje humano no puede expresar lo que representa el poder con Dios. Los hombres más fuertes, orgullosos y altivos sólo serán hojarasca en la ira de Dios.  

Tiene que haber una continuación de la revelación en lo que Dios está moviendo, así tenemos que fundamentarnos siempre en Cristo, la gloria postrera siempre será mejor que la primera.

Servimos a un Dios que se mueve, Dios siempre hace algo, siempre está revelando, no entremos a un culto con la misma mentalidad, sino apagamos el fuego. 

Tenemos que discernir lo que Dios hace con su poder, porque Dios no se limita a las manos y a los dones, debemos cambiar nuestra mirada espiritual, el cambio es de las manos del hombre a la voz de Dios, el cambio está en obrar en el ámbito de Dios, la gloria de Dios es el mundo venidero manifestado en el momento, y la unción en lo terrenal.

Hay personas con movimiento en la gloria de Dios, Dios no viene hasta que la gloria de Dios sea corporativa, pues en la gloria de Dios ninguna carne se puede gloriar. La revelación de la presencia de Dios es mucho más que la unción.

Moisés tenía hambre espiritual. Podemos estar atrapados en un éxito ministerial, pero tenemos que saber que hay mucho más del poder de Dios, y debemos perseguirlo. El lugar seco no conoce la gloria de Dios, y en ese lugar sólo se ponen temores para que no se produzca movimiento, palos a las ruedas. 

Debemos tener discernimiento y ser usados por Dios cada día, aumentando la visión, el hambre espiritual no nos dejará tranquilos y nos lleva a buscar el rostro de Cristo, en lo sobrenatural de hoy que es lo natural de mañana.

Para ello es fundamental el grado de sometimiento a Cristo y a sus palabras pues estamos llamados a hablar de la obra y la gloria de Dios, pues a menudo los ministros sólo atienden a sus ministerios y desatienden al principal ministro que es Dios, a su gracia, a su poder y misericordia, estamos llamados a ser testigo de su obra. El mundo actual aún está por ver lo que Dios puede hacer a través de un hombre completamente rendido a Él y a sus propósitos.

Debemos arrepentirnos y transformarnos a través del Espíritu Santo, poner la disposición para humillarnos a los pies de Cristo, circuncidar nuestro corazón, dónde hay orgullo no puede manifestarse el poder de Dios, el orgullo pudre las aguas, el orgullo conduce a tomar el nombre de Dios en vano, en un vacío sin fundamento, con palabras vacías y hace que se seque la semilla que Dios plantó, se seque el espíritu y conduce a la podredumbre, si el evangelio está encubierto para los que se pierden está encubierto, porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano (Ex 20:7). 

1 Co 2:4 - y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,

El Espíritu tiene el poder para convencer de culpa a las personas en cuanto a pecado, justicia y juicio (Jn 16:8), para llevarnos a la salvación (Hch 26:16-18) para hacer milagros, y para llevar una vida de justicia (Ro 14:17).

El reino de Dios comprende el concepto de que Dios entra en el mundo para hacer valer su gloria, su poder y sus derechos contra el dominio del contrario y el actual rumbo de éste mundo. Es Dios que se expresa con poder en todas sus obras, el reino es una afirmación del poder divino en acción.

Dios comienza su gobierno espiritual en la tierra en los corazones y entre su pueblo (Jn 14:23; 20:22).

Juan
14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
14:24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
14:25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
Viene al mundo con poder (Is 64:1); Mr 9:1).

Isaias
64:1 ¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes,
64:2 como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!

Ese poder es espiritual, no es asunto social o político sobre los reinos de éste mundo, porque en estos tiempos el mundo seguirá siendo enemigo de Dios y de su pueblo (Jn 15:19; Ro 12:1-2; stg 4:4;1Jn 2:15-17). El gobierno de Dios mediante la fuerza y el juicio ocurrirá sólo al final de ésta época (Ap 19:11-21).

La condición necesaria y fundamental para entrar en el reino de Dios es “Arrepentíos y creed en el evangelio” (Mr 1:15).

La acción en el mundo con poder divino implica:
1.- El poder espiritual sobre el gobierno y dominio del contrario (Mt 12:28; Jn 18:36), la llegada del reino de Dios es comienzo de la destrucción y dominio de satanás (Jn 12:31:16:11) y liberación de la humanidad de lo demoníaco (Mr 1:34,39) y del pecado (Ro 6).
2.- Poder para sanar y hacer milagros (Mt 4:23; 9:36; Hch 4:30).
3.- Predicación del evangelio convenciendo en cuanto a pecado, justicia y juicio (Mt 11:5; Jn 16:8-11), la salvación y la santificación de los que se arrepienten y creen el evangelio (2Co 6:14-18) y el bautismo en el Espíritu Santo para recibir poder para testificar de Cristo (Hch 1:8).


Una evidencia fundamental de que se experimenta el reino de Dios es una vida de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Ro 14:17).

Dios les bendiga

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