“Restaurando el tabernáculo de adoración”



Amos 9:11 En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado;

La adoración que sale del corazón, es una adoración que se genera en la intimidad con Dios, en el sacrificio, en la oración, en una vida de consagración a Dios, en integridad y por último una vida santa. Esta adoración genuina, creativa; sale directamente del Río de Dios, no es una copia de canciones, no es una repetición de letras bonitas, es la exaltación al Rey de Reyes, es el poder transformador de vida, es la unción de buscar continuamente la presencia del Dios vivo.

El sacrificio de alabanza de labios no termina en una reunión, es continuidad, es un sin cesar, con tus actos, con tus respuestas, con tu accionar, es con tu relación con los demás, es el amor de Dios fluyendo por tus labios continuamente. Aleluya
Restaurar el tabernáculo es restaurar a Jesús en tu corazón es mirar hacia dentro y verlo a Él en ti, viviendo dentro de ti, unidos en el vínculo perfecto del amor.

Este tabernáculo es la adoración de adentro hacia afuera, el fluir del Espíritu Santo dentro de ti, es oír la voz de Dios, obedecerla y andar sobre las coordenadas espirituales que el traza en tu diario vivir.

La revelación del tabernáculo trae seguridad a tu vida, trae convicción de la adoración en espíritu y en verdad, la visión de Dios viene cuando te rindes delante de Jesús, haces morir al viejo hombre y permites que Él habite en todo tu ser, entonces empieza el fuego de Dios, la zarza ardiendo que no se apaga, y te son dadas las estrategias para ganar las batallas, porque quien va delante de ti es Jehová de los ejércitos.

Entonces puedes acceder a la esfera espiritual donde habita EL GRAN YO SOY, su mano no se ha acortado, todo lo contrario su mano se amplifica cuando entras en el orden Divino de Dios, y esto no es más que el Tabernáculo Celestial, nuestro Tabernáculo hoy es Jesucristo.

Entradas populares de este blog

Eliseo y la Sunamita ( siete estornudo, siete años)

LAS VESTIDURAS

El Espíritu Santo revela a Cristo