El León de la tribu de Judá


Jesucristo es de la tribu de Judá y de la familia de David, se describe como un León, indicando que Él reinará en toda la tierra como el Mesías vencedor y Rey eterno según la promesa que se le hizo a David.

Isaías,

11:1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
11:2 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 
11:3 Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 
11:4 sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.

Cristo, que aparece como un cordero que lleva las marcas de haber sido herido, representa su entrega en la cruz por los pecados de la raza humana. La dignidad, el poder, la autoridad y la victoria de Cristo provienen de su muerte expiatoria. 

El juicio de Cristo es sobre los que rechazan su sacrificio como el cordero de Dios. Los siete cuernos representan el poder y la fortaleza de un gobernante, los siete espíritus de Dios representan la presencia del Espíritu Santo en el trono de Dios, un fuego ardiente lleno del juicio contra el pecado y de la pureza de Dios.

Las oraciones de los santos, la intercesión de los santos por la venida del reino cuando ellos reinarán en la tierra. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Los creyentes debemos clamar a Dios que nos libre no sólo de personas malvadas sino del lazo que el contrario procura hacer para destrucción de almas, con artimañas de amplio espectro en los ámbitos de influencia.

Jesucristo mismo abre todos los sellos, los cuales revelan los devastadores juicios de Dios sobre el mundo. Los juicios son de origen divino porque se han entregado a las manos de Cristo.

Apocalipsis

5:5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. 
5:6 Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 
5:7 Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 
5:8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.
5:9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 
5:10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. 
5:11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones.
5:12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 
5:13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. 
5:14 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

Dios les bendiga




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