la oración a Dios

La adoración y alabanza se convierten en abominación para Dios si el corazón no está sinceramente dedicado  a Él y sus santos caminos (Je 7:21). Isaías condena al pueblo por participar en injusticias e iniquidades. El pecado en la vida del creyente hará que Dios no atienda sus oraciones.

Tenemos que alabar a Dios sinceramente, sin religiosidad, sin retórica, no sólo de labios sino a través del Santo Espíritu en corazón y verdad, que nuestra alma sea deleite para Cristo en acción de gracias a Dios, con sincera confesión de nuestros pecados lo cual es esencial para la oración de fe, Dios nos ordena pedirle según las necesidades, a menudo no se recibe lo que se desea porque no se sabe pedir (Mt 7:7-11).

Dios no oye la palabrería, sólo escucha nuestros corazones. Podemos orar en silencio, o en voz alta, en propias palabras o en palabras de las Escrituras, se puede orar con la mente o con el Espíritu, incluso gimiendo (Ro 8:26) sabiendo que el Espíritu llevará estas peticiones al Señor. Para una oración ferviente irá acompañada del ayuno, otra manera de orar es cantar al Señor (Sal 92:1-2).

Dios les bendiga 

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