Acercaos a Dios

Acercaos a Dios

Dios no responde las oraciones de los que tienen ambiciones egoístas, de placer, poder y riquezas. Los creyentes deben estar atentos, pues Dios sólo escucha las oraciones de los justos, de los que invocan en verdad (Sal 34: 13-15; 145:18) y de los que piden conforme a la voluntad divina (1 Jn 5:14).

La amistad del mundo es adulterio espiritual, infidelidad a Dios y al compromiso de consagración a Él. La aceptación del pecado, de los placeres malvados, Dios no acepta dicha amistad (Mt 6:24), porque es Dios celoso (Éx 20:5; Dt 5:9), como participación en órdenes secretas que exigen juramentos religiosos que no son bíblicos y asociaciones de incrédulos, que prohíben la Palabra de Dios (Mt 5:33, 37: 2Co 6:14).

Dios aborrece la soberbia y el orgullo, no acepta oración, ni manifiesta su gracia, ni su presencia. El que se envanece o busca la honra y la estima de los demás a fin de satisfacer su orgullo se priva de la ayuda de Dios. En cambio, al que con humildad se somete a Dios y se acerca, Él le da gracia abundante, le tiene misericordia y lo ayuda en cualquier situación de la vida (Fil 2:3; Heb 4:16; 7:25).

La mayor fuente de desavenencias es que los deseos egoístas se vuelven más importantes que la justicia y la voluntad de Dios. Los contendientes demuestran que no tienen el Espíritu y que están fuera del reino de Dios (Gá 5:19-21).

Dios promete estar cerca de todo el que se vuelve del pecado, purifica su corazón y lo invoca con arrepentimiento sincero. La cercanía de Dios traerá su presencia, gracia, bendiciones y amor.

Santiago

4:1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 
4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 
4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 
4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 
4:5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 
4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 
4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 
4:8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 
4:9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 
4:10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.


Dios les bendiga



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