El justo y los pecadores

El justo y los pecadores


Dios reconoce a cada uno en un conjunto propio de principios por los cuales vivir:

1. Los piadosos, que se caracterizan por la justicia, el amor, la obediencia a la palabra de Dios y la separación de la comunión  con el mundo.

2. Los impíos, que representan los caminos y el consejo del mundo, que no guardan la palabra de Dios, y por consiguiente no tienen parte en la asamblea del pueblo de Dios.

Dios conoce y bendice a la persona piadosa, pero los impíos no tienen parte en el reino de Dios.

La separación entre esas dos clases de personas existirá a lo largo de la historia de la redención y hasta la eternidad.

Los verdaderos creyentes pueden distinguirse por las cosas que no hacen, los lugares a donde no van y las personas con las que no se asocian. Ninguna persona puede experimentar la bendición de Dios sin apartarse de las cosas perjudiciales o destructivas.

Los bendecidos por Dios además fundamentan su vida en la Palabra del Señor. Procuran obedecer su voluntad porque su corazón se deleita genuinamente en los caminos y mandamientos de Dios, aman la verdad, meditan en la ley de Dios, para definir sus opiniones, actitudes y acciones.

La vida en el Espíritu es el resultado para los que fielmente buscan a Dios y su Palabra, los que son enseñados por Dios y guardan su Palabra recibirán una fuente inagotable de vida del Espíritu, todo lo que hace prosperará, lo cual no quiere decir que no tendrá oposición o fracasos, sino que la persona piadosa conocerá la voluntad y la bendición de Dios.

En el Salmo 1, la descripción a los pecadores es: 
1. son, como el “tamo”, arrebatados por fuerzas que no pueden ver.
2. serán condenados delante de Dios el día del juicio.
3. perecerán eternamente.

El justo y los pecadores

1:1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
1:2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
1:3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, 
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
1:4 No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
1:5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
1:6 Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.

Dios les bendiga,

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