La voluntad de Dios


Jesús enseñó enfáticamente que el cumplimiento de la voluntad de su Padre celestial era una condición para entrar en el reino de los cielos. Sin embargo no significa que haya que ganar la salvación mediante las obras y esfuerzos humanos.
1. Se recibe el perdón de Dios mediante la Fe y el arrepentimiento hechos posibles por la gracia y la muerte de Cristo.
2. La obediencia a la voluntad de Dios exigida por Cristo es condición permanente para la salvación; pero Cristo también afirma que es una gracia de la salvación del reino. Como tal se debe orar continuamente por ella y hacerla eficaz mediante una Fe sincera y un esfuerzo intenso. En el Padre nuestro hay las indicaciones y exhortaciones dirigidas a los creyentes para que hagan morir el pecado y se presenten a Dios como sacrificios vivos, con hambre y sed de justicia.
3. Cada uno puede hacer la voluntad de Dios y llevar una vida recta en virtud de la gracia y el Poder de Dios, y de la vida espiritual que continuamente se da por medio de Cristo, las escrituras declaran que por gracia sois salvos por medio de la Fe, pues es don de Dios.
4. Dios siempre pone a disposición del creyente la obediencia que Él exige de sus hijos, “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Fil 2:13), no obstante el don de la gracia de Dios no anula la responsabilidad ni la acción humana, cada uno debe responder positivamente al don de la obediencia de Dios.

Jesús declara enfáticamente que habrá muchos dentro de la iglesia que servirán en su nombre y creerán que son sus siervos, pero que en realidad nunca Él los conoció. Para escapar del engaño de los últimos días, los dirigentes y creyentes de las iglesias deben de estar totalmente comprometidos con la verdad y la justicia reveladas en la Palabra de Dios (Ap 22:19), y no considerar el “éxito ministerial” como norma por la cual juzgar su relación con Cristo.

Cristo pone claro en las palabra “nunca os conocí”, que es posible proclamar el evangelio en el nombre de Cristo, expulsar demonios y hacer milagros sin tener la genuina fe salvadora en Cristo. Las escrituras enseñan que en ésta época se puede predicar con fervor el evangelio, demostrar celo por la justicia y hacer milagros bajo el poder de satanás. Pablo advierte que, “el mismo satanás se disfraza como ángel de lúz”, así que no es extraño si sus ministros se disfrazan como ministro de justicia (2 Co 11:14-15, Mt 24:24.

Muchas veces Dios hace caso omiso de la actividad de satanás en los falsos predicadores a fin de salvar a los que sinceramente responden a la palabra de Dios (Fil 1:15-18). Dios siempre desea quienes proclaman el evangelio sean personas justas (1 Ti 3:1-7), pero cuando una persona inmoral predica la palabra de Dios, aún así Él puede obrar en el corazón de quienes reciben su Palabra y se consagran a Cristo. Dios no consagra a ningún inicuo predicador del evangelio, pero sí respalda la verdad bíblica y a los que la acepten con Fe.

Mateo

7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
7:14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Por sus frutos los conoceréis
7:15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
7:16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
7:17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
7:18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 
7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis. 

Nunca os conocí
7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. 

Los dos cimientos
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
7:28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
7:29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 

Dios les bendiga, guarden su Palabra.

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