ODRES NUEVAS
Hay un dicho popular que dice, "si quieres que algo nuevo ocurra
en tu vida, algo nuevo tiene que ocurrir en tu vida". A primera vista,
este dicho pareciera ser un poco confuso, pero en realidad no lo es. Por el
contrario, el mismo, nos expone a un principio muy sencillo, pero también
sumamente poderoso, que lamentablemente, muchas veces ignoramos en nuestro
caminar de fe.
El pasaje de Marcos 2:18-22, nos ayuda a entender esta verdad que
encierra una gran bendición para nuestras vidas. El ministerio de Jesús se
caracterizó por ser diferente. La gente, como nos dice la Biblia, seguía a
Jesús y quedaban maravillados al escuchar sus enseñanzas, porque eran:
sencillas (pero profundas), refrescantes, y llenas de esperanza.
Pero no todo el mundo estaba encantado con Jesús. Entre
los religiosos de aquel tiempo, había muchas personas a quienes les molestaba
lo que Jesús enseñaba y como vivía. En la mayoría de los casos, quienes
mostraban resistencia a Jesús, lo hacían porque Sus enseñanzas y forma de vivir
eran diferentes a las reglas y tradiciones que
ya habían sido establecidas por las autoridades religiosas.
Por ejemplo, como nos menciona el Apóstol Marcos, alguna gente le
cuestionó a Jesús, el por qué sus discípulos no ayunaban, cuando los fariseos,
y los discípulos de Juan el Bautista, lo hacían según lo establecía la ley. A
la pregunta de la gente, Jesús les contestó de la siguiente manera. Él les
dijo: "¿Acaso pueden ayunar los invitados del novio mientras él
está con ellos? No pueden hacerlo mientras lo tienen con ellos." En
otras palabras, Jesús les dijo: aquí está pasando algo nuevo y diferente
(Jesús era ese hacer nuevo de Dios), entonces, ¿cómo pretenden ustedes que mis
discípulos experimenten este momento nuevo, practicando lo viejo?
Jesús, tratando de ayudar a quienes le preguntaban a entender lo que Él
les estaba diciendo, les compartió dos ilustraciones adicionales. Primero les
dijo: "Nadie remienda un vestido
viejo con un retazo de tela nueva. De hacerlo así, el remiendo fruncirá el vestido
y la rotura se hará peor." No sé si hoy en día está ilustración
nos ayude mucho a entender lo que Jesús estaba tratando de enseñar, pues la
gente hoy paga mucho dinero por tener ropa que se ve vieja y está rota. Pero,
como nos dice Marcos, Jesús les compartió otra ilustración, a la que quisiera
prestemos atención. Él les dijo: "Nadie echa vino nuevo en odres
viejos. Pues, de hacerlo así, el vino hará reventar los odres y se arruinarán
tanto el vino como los odres. Más bien, el vino nuevo se echa en odres
nuevos."
Un odre, es un recipiente de cuero que se utiliza para guardar el vino,
la típica "bota de vino", que se utiliza en países del medio oriente
y en Europa. Cuando se echa vino nuevo en un odre nuevo, en la medida que el
vino se fermenta, el odre se expande. Pero, con el pasar del tiempo, una vez el
proceso de fermentación termina, el cuero del odre se endurece y pierde su
elasticidad. Entonces, si a un odre viejo, que ya se ha expandido y se ha
puesto duro, uno le echa vino nuevo, cuando el vino nuevo comienza a
fermentarse, el cuero viejo, en vez de expandirse, se rompe y el
vino se echa a perder.
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Tristemente, nosotros/as, muchas veces, nos
comportamos con un odre viejo. Queremos experimentar cosas buenas y positivas, pero no estamos
dispuestos a tratar y/o considerar cosas nuevas que nos ayuden a mejorar.
Queremos que nuestras circunstancias cambien, pero no estamos dispuestos a
hacer lo necesario para que estos cambios ocurran.
En la escuela (para los que estudian), están aquellos, que quiere salir bien en los exámenes y tener buenas calificaciones, pero no quieren estudiar. En el trabajo, mucha gente, quiere progresar, pero quieren lograrlo sin esforzarse, o aun cuando su desempeño es mediocre.
Queremos alcanzar estabilidad económica, pero no queremos dejar de
gastar desmedidamente y nos negamos a vivir dentro de un presupuesto realista y
responsable. Queremos tener un cuerpo saludable, pero no queremos comer bien,
ni hacer ejercicios. Y si tenemos alguna condición de salud - queremos sentirnos
bien, pero no queremos tomarnos las medicinas ni seguir las instrucciones del
médico. Queremos relaciones saludables (en el hogar, con los hijos, con
nuestras parejas, en el matrimonio), pero todo lo queremos resolver con gritos
y peleas.
Queremos vino nuevo…pero pretendemos echarlo en nuestros odres viejos.
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En lo que respecta a nuestra vida espiritual, también
muchas veces nos comportamos como odres viejos. Anhelamos vivir en la plenitud y la abundancia
que Jesucristo compró para nosotros en la cruz del calvario, pero no queremos
hacer las cosas que nos encaminan a alcanzar estas bendiciones. Queremos
madurar en nuestra jornada de fe, pero no queremos dedicar el tiempo que
requiere nutrir nuestra relación con Cristo. Queremos vivir dentro de la
voluntad de Dios, pero nos negamos a caminar por la senda que nos conduce a
vivir dentro del propósito de Dios. Queremos que nuestra relación con Jesús
cambie nuestras circunstancias para bien, pero no necesariamente queremos que
Jesucristo nos cambie a nosotros/as. Insistimos en que Jesucristo eche vino
nuevo - en nuestros odres viejos.
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En este día, escuchemos a Dios que nos está diciendo, por medio de Su
Palabra que, si realmente queremos que algo nuevo ocurra en nuestra vida, algo
nuevo tiene que ocurrir en nuestra vida. Hoy, al reflexionar sobre tu
vida, quien eres, lo que estás haciendo, tus fortalezas, tus debilidades, tus
luchas - tienes que preguntarte ¿qué tipo de odre soy?
A caso, aun sin darte cuenta, ¿te has convertido en un odre viejo, con
un corazón duro, inflexible, donde no hay espacio para el hacer nuevo de Dios,
y como consecuencia, te estás rompiendo (o tal vez ya estás rot@) y la
bendición de Dios se está echando a perder en tu vida? O eres como ese odre
nuevo al que hizo mención Jesús, ¿qué porque eres blando y humilde de corazón,
al recibir vino nuevo de parte de Dios, te expandes, creces, y puedes retener
el fruto de Cristo para bendición de tu vida y para la gloria del nombre de
Dios? ¿Qué tipo de odre eres?
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Mis amados/as, cuando seguimos a Cristo, si realmente queremos crecer,
madurar, y vivir en la frescura del Espíritu Santo - tenemos que estar
dispuestos a una forma diferente de vivir. Tenemos que estar dispuestos a una
nueva manera de ver la vida, de ver a la gente, y a las circunstancias y
problemáticas a nuestro alrededor. Si realmente queremos que Dios derrame vino
nuevo, fresco, en nuestras vidas, que sea de bendición, en humildad de corazón
tenemos que pedirle a Jesús que nos haga ODRES NUEVOS.
Sólo Jesús puedo hacerlo. La iglesia no puede. El pastor no puede. Tú no
puedes. Solo Jesús, por medio del Espíritu Santo, lo puede hacer - por eso el
mismo Jesús dijo: "Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6.
Hoy, en vez de pedirle a Dios que cambie tus circunstancias, que quite
los problemas, que cambie a la gente a tu alrededor, ¿qué tal si le pides que
TE CAMBIE A TI? Que te haga, como un odre nuevo, para que puedas recibir,
retener y vivir esa nueva vida que Jesucristo nos ofrece, en este momento nuevo
de Dios. Qué tal si le pides a Dios que de una vez y por todas, lo viejo quede
atrás. Que este sea el día donde en humildad confiesas tu pecado delante de
Dios, y le pides al Señor que sane tu vida.
Que en el poder del Espíritu Santo si tu corazón se ha tornado duro, se
cumpla en ti la promesa de Dios, dada a través del profeta Ezequiel, quien
dijo: "Yo les daré un corazón íntegro, y pondré en ellos un
espíritu renovado. Les arrancaré el corazón de piedra que ahora tienen, y
pondré en ellos un corazón de carne"(11:19). Que, si tu mente está
sobrecargada de ideas que no agradan a Dios, le pidas al Señor que haga algo
nuevo en ti, que renueve tus pensamientos para que puedas conocer el propósito
de Dios para tu vida, que como nos aclara la Biblia en Romanos 12:2 - es bueno,
agradable y perfecto. Que, si tu vida espiritual se ha estancado, le pidas al
Espíritu Santo que te saque de ese atolladero donde has caído, para que tu
alma se renueve y puedas vivir en el amor, la verdad y la justicia de tu
Salvador.
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Iglesia de Jesucristo, el Señor tiene vino nuevo preparados para
nosotros/as. Nuevas bendiciones, nuevas oportunidades, provisión abundante.
Pero, entendamos que Dios no va a echar este vino nuevo en odres viejos, duros,
intolerantes y rígidos, para que se eche a perder. El Señor quiere hacer algo
nuevo en medio nuestro, en tu vida, en mi vida, en nuestra iglesia, nuestra
denominación, en la comunidad que nos ha llamado a servir, pero para que esto ocurra,
TENEMOS QUE PRIMERO PERMITIRLE A JESUS QUE HAGA ALGO NUEVO EN NUESTRAS VIDAS.
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El Apóstol Pablo escribió a la iglesia cristiana en Corintio: “De
modo que, si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado
lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!" 2 Corintios 5:17.
Yo no sé tú, pero mi alma anhela vino nuevo. Cosas nuevas, más grandes,
y mejores en Cristo. Yo no sé tú, pero yo necesito la frescura del Espíritu
Santo renovando todo lo que yo soy - mi espíritu, alma y cuerpo. Yo no sé tú,
pero yo quiero ser portador del vino nuevo que Jesucristo está derramando sobre
todas las personas que le buscan en espíritu y en verdad.
Y porque quiero algo nuevo de parte de Dios, hoy con mi corazón en mano,
le digo: haz algo nuevo, en mí, Señor Jesús.