LAS VESTIDURAS
La
vestidura es lo que protege el cuerpo, y también lo que cubre la
desnudez. En cierta forma, también revela mucho de lo que uno es.
Como escogidos somos llamados a revestirnos con los frutos del
espíritu, serían las vestiduras correctas para Dios.
Las
vestiduras correctas,
Colosenses
3:12 Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de
tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; - 13
soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno
tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros. -14 Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor,
que es el vínculo de la unidad.
Curiosamente
dice revestíos como dando a entender que una vez estuvimos vestidos
de algo mas, pero ahora pónganse esta otra vestidura, una que sea
agradable para el Creador y Padre de la vida.
Todos
tenemos que limpiar nuestras vestiduras nuevas. Todos caminamos en
esta tierra y nuestras vestiduras se ensucian a diario. Tenemos, el
Perdón, Palabra, Oración, Ayuno.
La
diferencia es que el que no las limpia aquí en este tiempo las va a
tener que limpiar en la gran Tribulación.
Sobre
la iglesia de Sardis, Jesús dice que hay un remanente que han
cuidado sus vestiduras.
Apocalipsis
3:4 Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus
vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.
En
griego se usan varias palabras para “vestidura”, y la que se usa
en este versículo es: “jimation”, que se refiere a un manto o
capa. Es una prenda que se usa para cubrirse. Esto es precisamente lo
que el Señor nos da, tal como lo dice el profeta Isaías:
Isa.
61:10 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en
mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de
manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada
con sus joyas.
En
la parábola de la Boda del hijo del Rey, Jesús explicó que
nuestros propios vestidos no son suficientes para presentarnos
delante de Él.
Mt
22:11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un
hombre que no estaba vestido de boda. -12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo
entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. -13
Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y
echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir
de dientes. -14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
El
Rey estaba consciente que el invitado era pobre y no tenía
suficiente dinero para comprar un traje de bodas. Pero, con la
invitación, también recibieron el derecho de usar ropas que el
mismo Rey haría disponibles a los invitados.
Dios
nos ha invitado a todos a las Bodas de Su Hijo.
Pero
no podemos pretender presentarnos con nuestras propias vestiduras, ya
que nuestras obras de justicia son consideradas como “trapos de
inmundicia” (Isa. 64:6). Debemos cubrirnos con el manto de
salvación y justicia que Él nos provee.
Is
64:6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras
justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la
hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Todos
hemos pecado, y así hemos manchado nuestras vestiduras. Pero eso no
es problema para el Señor, pues Él mismo se ha ofrecido a
limpiarnos.
(Efesios
5:25-27; Isaías 1:16-18). El Señor nos limpia, no para que volvamos
a revolcarnos, sino para que vivamos en esa pureza dada por Él.
Is
1:16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de
delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; -17 aprended a hacer el
bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al
huérfano, amparad a la viuda. -18 Venid luego, dice Jehová, y
estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la
nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana.
VESTIDURAS
BLANCAS
En
la antigüedad, las personas que iban a los templos llevaban sus
mejores ropas, que por lo general eran blancas.
Dios
no se deja impresionar por las apariencias, pero lo que ciertamente
le importa son nuestras vestiduras espirituales. La Biblia habla de
presentarse ante el Señor con vestiduras blancas, que denotan pureza
y santidad.
En
Apocalipsis hace mención de las vestiduras blancas:
Ap
7:13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que
están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han
venido? - 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos
son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus
ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. -15 Por esto
están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su
templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su
tabernáculo sobre ellos.
Los
vestidos se volverán blancos al lavarlos con la sangre del Cordero.
Los que los visten son los que ha salido como vencedores en
tribulación, la cual servirá como fuego purificador.
En
Apocalipsis, vemos que la Novia de Cristo llevará este vestido
blanco.
Ap
19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado
las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. - 8 Y a ella se
le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente;
porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
La
cena de las bodas del Cordero
Al
que salga vencedor en la iglesia de Sardis, le será concedido
vestirse de blanco.
Apocalipsis
3:5 Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré
su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi
Padre y delante de sus ángeles.
NOMBRE
DEL VENCEDOR
Además
de las vestiduras blancas, el vencedor recibirá dos recompensas
relacionadas con el nombre: No se borrará su nombre del libro de la
vida, y su nombre será reconocido delante del Padre y de sus
ángeles.
a.
No borrará su nombre del libro de la vida
El
Señor está asegurando que NO borrará el nombre del vencedor.
La
Biblia dice que los que estén inscritos en el Libro de la Vida,
vivirán en la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:23-27; Isaías 4:2-5).
La
Biblia dice que quien no esté inscrito en el Libro de la Vida, éstos
terminarán adorando a la Bestia (Apoc. 13:2-8; 7:8), y al final
serán lanzados al lago de fuego (Apoc. 20:15).
Al
final de los tiempos, el Señor juzgará a toda la tierra. En ese día
se abrirán los libros:
Ap
20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y
los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el
libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que
estaban escritas en los libros, según sus obras. - 13 Y el mar
entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades
entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada
uno según sus obras. - 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al
lago de fuego. Esta es la muerte segunda. -15 Y el que no se halló
inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
El
juicio del gran trono blanco incluye a los perdidos de todas las
épocas.
El
gran propósito de llevar el evangelio es por el hecho solemne del
castigo eterno. Llamar a las almas al arrepentimiento según Juan
Bautista, y con el bautismo del Espíritu Santo a través de Jesús
podremos llegar a los corazones, aquietarlos para que habran los ojos
y aprovechen el tiempo antes que sea demasiado tarde. Pues quien no
se halló inscrito en el libro de la vida será lanzado al lago de
fuego.
b.
Reconocerá su nombre delante del Padre y de los ángeles.
Los
creyentes de Sardis tenían “nombre” de que vivían, pero en
realidad estaban muertos. Eran cristianos sólo de nombre, pero no de
forma de vida.
Tito
1:16 Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan, siendo
abominables y desobedientes e inútiles para cualquier obra buena.
Un
cristiano, un hijo de Dios, no es el que lleva el nombre, sino el que
se comporta como tal.
En
la carta a Sardis, el Señor dijo que sólo unos pocos creyentes no
estaban muertos, sino daban buen testimonio de su nombre.
Apocalipsis
3:4 Pero tienes unos pocos [lit. unos nombres] en Sardis que no han
manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco,
porque son dignos.
No
sólo se trata de confesar al Señor con los labios, sino también
vivir la fe y demostrarla sincera y de corazón.
En
la iglesia siempre ha habido un remanente, unos pocos que no han
manchado sus vestiduras. Han sentido la humildad en sus corazones, la
vida en pureza devocional a Cristo. Sentir el gozo cuando tienes a
Cristo en tu corazón, el gozo te da estímulo hacia el sacrificio
que te lleva a la felicidad.
No
existe una felicidad gratis, sin esfuerzo, ni sacrificio.
Sin
sacrificio no hay bendición.
Por
otro lado, también está la confesión de fe.
Quien
confiese a Dios y no se avergüence de Él ante los demás, tampoco
el Señor se avergonzará de él en el día del juicio. En ese día,
Jesús confesará su nombre ante el Padre y los ángeles.
Lc
12:8 Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres,
también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de
Dios; - 9 mas el que me negare delante de los hombres, será negado
delante de los ángeles de Dios.