LA GLORIA DE DIOS
Ezequiel
43:1 Entonces me llevó a la puerta, la puerta que mira hacia el
oriente; -2 y he aquí, la gloria del Dios de Israel venía de la
parte del oriente. Su voz era como el sonido de muchas aguas, y la
tierra resplandecía de su gloria.
En
Ezequiel 10 se describe la gloria de Dios abandonando el templo y
este versículo sirve como un gran final para todos los pasajes
relacionados con las bendiciones reservadas para el remanente
restaurado.
Cada
verdadero creyente debe ansiar ese momento cuando el nombre de Dios
sea glorificado finalmente de una vez y para siempre.
Así
como la gloria de Dios se va progresivamente del templo y de la
ciudad por causa de los pecados del pueblo.
Ezequiel
ahora concluye con otra visión imponente: la gloria, el poder y el
amor de Dios llenan otra vez el templo. Debemos desear como creyentes
por encima de todo ver la gloria de Dios manifestada en la iglesia
mediante la obra del Espíritu Santo.
La
ausencia de tal deseo santo y vehemente (viveza, pasión) es
evidencia de decadencia espiritual entre el pueblo de Dios.
La
gloria de Dios es su presencia espiritual y poder espiritual. Aun
cuando los cielos declaran la gloria de Dios (Sal 19:1) toda la
tierra está llena de su gloria (Is 6:3),
Sal
19:1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y
el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Is
6:3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo,
Jehová de los ejércitos;toda la tierra está llena de su gloria.
La
principal característica de Dios revelada a Isaías es su santidad,
su pureza de carácter, su separación del pecado y oposición a todo
lo malo. Debe proclamarse la absoluta santidad de Dios en las
iglesias.
Ap
4:8 Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y
alrededor y por dentro estaban llenos de ojos;y no cesaban día y
noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso,
el que era, el que es, y el que ha de venir.
Toda
la creación acentúa y alaba la santidad de Dios. Ser santo
significa estar separado del pecado, de la injusticia y de la maldad,
y dedicarse a la justicia, la bondad y la pureza.
La
santidad es el atributo eterno de Dios, que nunca cambiará.
El
esplendor de la majestad de Dios no es ahora visible y a menudo pasa
inadvertida.
Los
creyentes experimentamos la gloria y la presencia de Dios en su
proximidad, su amor, su justicia y manifestaciones mediante el poder
del Espíritu Santo.
Ezequiel
43:2 y he aquí, la gloria del Dios de Israel venía de la parte del
oriente. Su voz era como el sonido de muchas aguas, y la tierra
resplandecía de su gloria.
La
gloria del Dios de Israel: Ezequiel había descrito la gloria de Dios
abandonando el templo y dirigiéndose hacia el este; ahora la gloria
regresa a consagrar el templo con su presencia, como un símbolo de
que el exilio de Judá no marcaría el final de las relaciones entre
Dios y aquellos que en Él creían.
El
Señor tiene un futuro para todos los creyentes que va más allá de
la caída de Jerusalén.
Ez
11:23 Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad, y se
puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
El
«Monte de los Olivos» (808 m) se alza al este de Jerusalén y
separa la Ciudad Santa del desierto de Judá, que, desde aquí,
comienza a descender hacia el mar Muerto.
La
gloria de Dios se detuvo en el Monte de los Olivos, al este de
Jerusalén, antes de abandonar la ciudad. Esta profecía establece
que esta gloria también regresará por el este, vuelve en el momento
en la que el Señor establece su reino eterno.
Una
gloria tan grandiosa que ningún ser humano puede verla y vivir, en
el mejor de los casos se puede ver sólo una semejanza de la gloria
de Jehová.
Ezequiel
43:3 Y tenía el aspecto de la visión que vi, como la visión que
había visto cuando El vino a destruir la ciudad; y las visiones eran
como la visión que yo había visto junto al río Quebar. Entonces me
postré sobre mi rostro.
Ezequiel
describe como la gloria de Dios se va progresivamente del templo y de
la ciudad por causa de los pecados del pueblo, ocasionaron su
destrucción.
El
río Quebar, río de Babilonia junto al cual el profeta Ezequiel tuvo
varias visiones (Ez. 1:1, 3; 3:15, 23; 10: 15, 20, 22; 43:3).
El
río Quebar se unía al río Eufrates y fue el lugar donde se
establecieron los judíos cautivos en Babilonia, “entonces me
postré sobre mi rostro para interceder por mi pueblo”.
Ezequiel
43:4 La gloria del Señor entró en el templo por el camino de la
puerta que da hacia el oriente.
Ezequiel
43:5 Y el Espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y he
aquí, la gloria del Señor llenó el templo.
La
gloria del Señor llenó el templo a medida que su Espíritu se
instalaba en el antiguo tabernáculo, en el templo de Salomón.
Cuando
Isaías habló de la venida de Jesucristo, profetizó que en Él se
manifestaría la gloria de Dios para que la viera toda carne.
Is
40:5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente
la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
Luc
3:4 como está escrito en el libro de las palabras del profeta
Isaías, que dice:
Voz
del que clama en el desierto:
Preparad
el camino del Señor;
Enderezad
sus sendas.
3:5
Todo valle se rellenará,
Y
se bajará todo monte y collado;
Los
caminos torcidos serán enderezados,
Y
los caminos ásperos allanados;
3:6
Y verá toda carne la salvación de Dios.
Tanto
Juan (Jn 1:14) como en la epístola a los Hebreos (Heb 1:3) declaran
que Jesucristo cumplió esa profecía.
Ju
1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y
de verdad.
La
gloria de Cristo es la misma gloria que Él tuvo con El Padre antes
de que comenzara el mundo. La gloria de su ministerio sobrepasó
notablemente la gloria del ministerio del AT. Pablo llama a Jesús el
“Señor de gloria” (1Co 2:8).
1
Co 2:8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció;
porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor
de gloria.
Cristo
se transfiguró en una nube de luz (Mt 17:5) y de gloria (Lc 9:31).
La hora de su muerte fue la gloria de su glorificación (Jn
12:23-24). Él ascendió en una nube de gloria (Hch 1:9; 1Ti 3:16),
ahora se le exalta en gloria (Ap 5:12-13) y algún día vendrá sobre
las nubes con poder y gran gloria (Mt 24:30).
Lc
9:30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran
Moisés y Elías; -31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y
hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.
Ju
12:23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el
Hijo del Hombre sea glorificado. -24 De cierto, de cierto os digo,
que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo;
pero si muere, lleva mucho fruto.
Hch
1:9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le
recibió una nube que le ocultó de sus ojos.
Ap
5:12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de
tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra,
la gloria y la alabanza. -13 Y a todo lo creado que está en el
cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a
todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en
el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el
poder, por los siglos de los siglos.
Mt
24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo;
y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al
Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo,Daniel 7. 13 con
poder y gran gloria.
Dn
7:13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes
del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el
Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
Este
ser majestuoso Cristo, se presenta delante de Dios Padre, como
persona distinta de Él, en un mismo sentir a fin de recibir un reino
eterno que nunca jamás se les dará a otros. El Anciano de días, es
reconocer a Dios eterno, a quien Abraham reconoció como el Juez de
toda la tierra (Gn 18:25).
Gn
18:25 Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el
impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas.
El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? - 18:26
Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos
dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.
Dios
es Dios de misericordia.
Ezequiel
43:6 Y oí a uno que me hablaba desde el templo, mientras el hombre
estaba de pie junto a mí, - 7 y me dijo: Hijo de hombre, este es el
lugar de mi trono, el lugar de las plantas de mis pies, donde
habitaré entre los hijos de Israel para siempre. Y la casa de Israel
no volverá a profanar mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con
sus prostituciones y con los cadáveres de sus reyes cuando mueran, -
8 poniendo su umbral junto a mi umbral, y sus postes junto a mis
postes con sólo un muro entre ellos y yo. Ellos han profanado mi
santo nombre con las abominaciones que han cometido; por eso los he
consumido en mi ira.
En
Ezequiel describe como la gloria de Dios se fue progresivamente del
templo y de la ciudad por causa de los pecados del pueblo. Ezequiel
ahora concluye con otra visión imponente: la gloria, el poder y el
amor de Dios llenan otra vez el templo.
Debemos
desear por encima de todo ver la gloria de Dios manifestada en la
iglesia mediante la obra del Espíritu Santo.
El
plan eterno de Dios es habitar en una solícita comunión con su
pueblo para siempre. La bendición y la alegría que Él tiene
reservada para sus hijos será mucho más de lo que podamos
comprender.
1
Cor 2:9 Antes bien, como está escrito:
Cosas
que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni
han subido en corazón de hombre,
Son
las que Dios ha preparado para los que le aman.