LA BENDICIÓN DE DIOS
Enriquecidos
en Verdad
Los
hijos de Dios somos los que vamos a experimentar las verdaderas
riquezas en la tierra. La palabra afirma que el Señor le dará el
secreto para que se vuelva RICO EN LA VERDAD y que en esas riquezas
vea manifestada Su presencia, Su propósito, y Su divina voluntad.
Hay
un crecimiento que viene de la mano de Dios, primeramente aprendemos
a funcionar en las riquezas verdaderas… las espirituales.
Debemos
poner primero lo que va primero, a Dios que nos enseña muchísimos
principios en su Palabra para revertir y hacer producir algo que de
repente no nos funciona, algo que está estancado…
El
propósito principal de Dios es que lleguemos a SER COMO JESÚS en la
tierra. Por eso dice el Señor que somos predestinados para ser la
imagen del hijo de Dios, el primogénito de los hermanos que es
Cristo Jesús, el que resucitó de entre los muertos y es su hermano
mayor.
Hay
un modelo para alcanzar, y tenemos todo para desarrollarlo en nuestra
vida y de esta manera revelar a Cristo con el testimonio. Lo que
recibimos de la palabra va enriqueciendo en nuestra vida personal
para trasladar los cielos a la tierra, el reino de Dios en nuestra
vida cotidiana.
Proverbios
10:22 La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade
tristeza con ella.
La
bendición de Dios nos da la paz de Dios, en el gozo del Señor, con
un cuerpo saludable, con buenas relaciones y además no habrá
tristezas en ella.
Lo
que verdaderamente enriquece es su celo por DIOS, por Su propósito,
por Su divina voluntad y por Su persona. Esto irá creando pasión en
su interior y entonces la bendición estará en su vida.
La
bendición es un poder sobrenatural que viene de Dios para que sea un
canal de bendición en la tierra. Lo que viene de Dios hay que
trasmitirlo y de eso que trasmite viene con una cosecha sobrenatural
a su vida, porque lo que va sembrando es lo que va cosechando.
Lo
que comienza pequeño en Dios irá en aumento hasta hacerse grande.
El que tiene celo por el propósito de Dios sabe que va a tener las
riquezas espirituales, el gozo, la fortaleza, la bendición, el amor,
los dones del Señor, todo lo que Dios quiere hacer fluir en esta
tierra, incluso la sabiduría del Señor, y nunca más estará
triste.
Señor
nos ha de suplir de todo lo necesario para nuestras vidas naturales.
Vendrán
situaciones que puedan generar algún sentimiento de tristeza, pero
eso no va a gobernar su vida. Porque está la bendición de Dios y la
bendición es la que enriquece, está bendecido en el espíritu, en
el alma y en el cuerpo. Cristo lo redimió de la maldición de la ley
y lo hizo heredero de la bendición, es bendito para ser bendición
para los demás.
Seamos
pues celosos del propósito de Dios para su vida. Dios dice que
tendrá bendición para ser libre de tristezas. Para que nuestra
obras sean de oro, plata y piedras preciosas, siempre debemos
enfocarnos en hacerlo a la manera de Dios, en los principios que Dios
nos enseña y revela, por la obra del Espíritu Santo de hacer lo que
Dios desea entonces formamos aquello que va a permanecer, aquello que
vale para la eternidad, edificando sobre el fundamento correcto,
sobre los principios de la Palabra para disfrutar de las verdaderas
riquezas espirituales.
La
bendición sacerdotal.
Núm
6:22 Jehová habló a Moisés, diciendo: -23 Habla a Aarón y a sus
hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:
-24 Jehová te bendiga, y te guarde; -25 Jehová haga resplandecer su
rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; -26 Jehová alce sobre
ti su rostro, y ponga en ti paz. -27 Y pondrán mi nombre sobre los
hijos de Israel, y yo los bendeciré.
Esta
oración también es conocida como: “Bendición Aarónica”, ya
que Aarón era en ese tiempo el sumo sacerdote, y a él y a sus hijos
(los sacerdotes, heb. Kohanim) les fue encargado pronunciar esta
bendición sobre el pueblo de Israel.
Así
como Jesús les enseñó a Sus discípulos a orar (Mateo 6:9-13),
también el Padre les enseña a los sacerdote cómo bendecir a Su
Pueblo.
Las
Palabras claves
1.
Jehová
El
Nombre “Jehová” se repite tres veces. Dios se presenta a sí
mismo como “Jehová”, el gran “Yo Soy”: El que es, que era y
que ha de venir, el Eterno. Este es el Nombre de Dios que reúne en
sí todas sus expresiones y nombres.
2.
Rostro
La
palabra “rostro” se repite dos veces. En hebreo es Panim, que
también puede traducirse como: delante de, enfrente, a la vista,
encuentro, presencia.
La
fuente de la bendición es el Rostro de Dios, es estar en Su
Presencia.
BENDICIÓN
Bendecir
significa literalmente hablar bien de alguien. Pero en el idioma
hebreo implica mucho más. Cuando pensamos en bendición muchos lo
relacionan con bienes materiales, tales como riqueza, salud,
felicidad, bienestar, etc. Como veremos en este estudio, la bendición
que Dios desea para nosotros va más allá. No excluye lo material,
sino que lo sobrepasa.
Ahora
analicemos, frase por frase, la bendición sacerdotal (en hebreo:
Birkat Kohanim)…
1- El Señor te bendiga
La
bendición sacerdotal comienza con el origen de todas las
bendiciones: el Señor mismo. No sólo Jehová es el portador y la
fuente de todas las bendiciones, sino que Su Presencia es lo único
que nos puede dar una profunda y perfecta satisfacción. Lo
necesitamos a Él más que el aire que respiramos.
2- El Señor te guarde
Luego
de pedir por la Presencia de Dios y todos sus beneficios, pasamos a
la segunda petición: El Señor te guarde…
Guardar
en hebreo es Shamar, que literalmente significa: poner un
cerco de espinas alrededor de algo para protegerlo y cuidarlo.
Necesitamos
un cerco alrededor, porque hay amenazas afuera.
Después
de darnos la bendición, Dios quiere que la mantengamos y que nadie
nos la robe. El quiere que la guardemos, la atesoremos, la
conservemos.
Por
lo general nosotros no pedimos protección sino hasta que el peligro
o la amenaza está sobre nosotros. Pero Dios quiere protegernos mucho
antes que nada suceda (Salmo 121:1-8). El quiere poner un cerco a
nuestro alrededor para evitar el peligro.
Guardar
(heb. Shamar) es la misma palabra que se usa para obedecer, es decir,
“guardar los mandamientos” (Exo 20:6). La obediencia es la
que abre la puerta a las bendiciones (Deu. 4:40; Deu. 12:28).
3 - El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti
Resplandecer
el rostro es una figura idiomática utilizada en hebreo. El verbo
que se traduce como resplandecer es Ohr, que literalmente significa:
luz.
Lo
contrario sería esconder el rostro. Esto fue lo que Dios hizo
cuando su pueblo desobedeció (Deu. 31:16-18).
(Deu.
31:18) Pero ciertamente esconderé mi rostro en aquel día por todo
el mal que habrá hecho, pues se volverá a otros dioses.
Pero
cuando su pueblo obedece, el Señor resplandece su rostro sobre
ellos.
Esto
es lo que clamó David:
(Salmo
27:8-11) Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro
buscaré, oh Jehová; No escondas tu rostro de mí. No apartes con
ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares,
Dios de mi salvación. Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con
todo, Jehová me recogerá. Enséñame, oh Jehová, tu camino, y
guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos.
Esconder
el rostro implica salirse de su presencia, y de su gracia.
Por el contrario, cuando Dios resplandece Su Rostro,
esto significa que nos lleva ante Su presencia. Implica tener una
buena relación con Él, y por consiguiente contamos con su gracia y
favor.
El
resultado de estar en la presencia de Dios, en el resplandor de Su
Rostro, es que nosotros también comenzamos a resplandecer,
reflejamos la luz del Señor a los demás. Esto fue lo
que le sucedió a Moisés.
(Exodo
34:29) … al descender del monte, Moisés no sabía que la piel de
su rostro resplandecía por haber hablado con Dios.
Mt
5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los
cielos.
1
Ped 2:12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los
gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al
considerar vuestras buenas obras.
La
luz es nuestra obediencia y buenas obras. De esa forma, reflejaremos
al mundo quién es Dios, y lo glorificaremos.
(Salmo
67:1-2) Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga, y haga
resplandecer su rostro sobre nosotros; para que sea conocido en la
tierra tu camino, entre todas las naciones tu salvación.
4 - Tenga de ti misericordia
En
la Biblia se habla de varios tipos de misericordia. La que se
menciona acá es en hebreo: “Janan”, que literalmente significa
doblarse o inclinarse en bondad hacia un inferior. Este tipo de
misericordia se conoce como “gracia”. Aunque no lo merecemos,
Dios se inclina a favor de nosotros, en toda su bondad, y nos concede
favor.
Nosotros
no merecemos estar en Su Presencia; sin embargo, ése es el deseo del
corazón del Padre. El Señor está dispuesto a perdonarnos y
limpiarnos de toda maldad para que podamos regresar a Su Presencia.
Esa es Su gracia, Su misericordia y Su gran amor.
5 - El Señor alce sobre ti su rostro
La
expresión alzar el rostro se aplica a alguien que va a
pedir un favor. Cuando un súbdito se presenta ante el rey, lo hace
con los ojos bajos, en señal de humildad. Pero cuando el rey atiende
su causa y concede su petición, el súbdito puede levantar su
vista y agradecer al rey.
Esta
expresión puede aplicarse al Señor, al Rey de Reyes, quienes nos
presentamos con humildad ante el Señor, esperando levantar el rostro
cuando Él responda.
En
un sentido opuesto, encontramos la expresión de rostro caído,
la cual se aplica a alguien que está molesto o lleno de ira. La
Biblia describe a Caín con un “rostro caído” cuando el Señor
no aceptó su ofrenda (Gen. 4:6). Esta misma expresión la
encontramos en Jeremías:
Jer
3:12 Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh
rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque
misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el
enojo.
Donde
dice: no haré caer mi ira sobre ti No te miraré con ira, en
hebreo literalmente dice: Mi rostro no caerá.
Lamentablemente,
el pueblo es lento para arrepentirse. Por eso, el Señor mismo sale a
buscarnos. Como Jeremías dice, Él no tiene el rostro caído, no
guardará rencor ni ira para siempre, porque es misericordioso con Su
pueblo. El Señor ha alzado su rostro, no sólo en señal de que
perdona a Su pueblo, sino en espera de que nosotros nos arrepintamos
y regresemos a Él.
Alzar
el rostro es el equivalente a sonreír y tener una disposición
favorable.
6 - Te dé paz
La
paz es la ausencia de conflicto. Pero la paz bíblica va más allá
que eso. Paz en hebreo es Shalom, que literalmente quiere decir:
estar completo. Implica no tener necesidad de nada; es tener
bienestar total e integral, en todas las áreas de la vida. El deseo
de Dios es que Su pueblo no tenga necesidad de nada y que esté en
completa paz.
También
implica estar en paz con Dios. Para reconciliarnos consigo, Dios
envió a su Hijo para pagar el precio de nuestro pecado. Todo lo que
tenemos que hacer es creer en Él, y seguirle.
Romanos
5:1-2 Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de
quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la
cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de
Dios.
BENDICION
CON EL NOMBRE
Núm.
6:27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los
bendeciré.
Cuando
el sacerdote proclama esta bendición sobre el pueblo, está
invocando el Nombre de Jehová sobre ellos. En hebreo dice
literalmente “pondrás mi Nombre” (V’Simu et Shemi) sobre los
Hijos de Israel.
Poner
el nombre sobre algo implica poner una señal de pertenencia. También
se podría comparar con poner el apellido. Si los israelitas llevan
el Nombre de Dios es porque ya son considerados de su familia, pues
llevan Su Nombre.
Y
también a nosotros que hemos aceptado al Hijo de Dios, como nuestro
Señor, y anhelamos ser transformados al nuevo hombre a imagen y
semejanza de Él, mediante el arrepentiemiento y la transformación
en su amor y sabiduría.
El
Señor nos está adoptando como hijos, como ciudadanos de Su Reino.
Los
que son aceptados como ciudadanos del Reino tienen sus privilegios,
pero también tienen la responsabilidad de comportarse como hijos del
Rey.
La
bendición proviene de conocer a DIOS—saber quién es Él, cómo es
Él, de lo que es capaz, entender su carácter, confiar en sus
promesas y entrar en una relación íntima, personal y profunda con
Él, todo lo cual nos llevará a obedecerle y vivir como Él manda.