EL CAMINO ES RESBALOSO
1
Samuel 2:9 Él guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en
tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
El
camino es resbaloso, y nuestros pies son débiles, pero el Señor guarda nuestros
pies. Con el calzado del evangelio, del guerrero de Cristo, de los hijos de
Dios.
Si
nos entregamos por medio de la fe obediente para ser sus santos, apartados para
Él, Él mismo será nuestro guarda. No solamente encargará a Sus ángeles que nos
guarden, sino que Él mismo preservará nuestras actividades. El que habita al
abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
Él
impedirá que nuestros pies resbalen, para que no manchemos nuestros vestidos,
no lesionemos nuestras almas, y no provoquemos que el enemigo blasfeme.
Él
impedirá que nuestros pies se descarríen, para que no nos adentremos en caminos
de error, o en senderos de insensatez, o en vías de costumbres mundanas.
Él
impedirá que nuestros pies se hinchen por cansancio, o se llaguen por lo
escarpado y largo del camino.
Él
impedirá que nuestros pies resulten heridos: nuestros zapatos serán de hierro y
de bronce, de tal forma que, aunque pisemos sobre el filo de la espada, o sobre
serpientes mortíferas, no sangraremos ni podremos resultar envenenados.
Él
arrebatará nuestros pies de la red. No quedaremos atrapados en el engaño de
enemigos maliciosos y astutos.
Con
una promesa como esta, corramos sin cansancio, y caminemos sin temor, en toda libertad
en Cristo.
El
que guarda nuestros pies lo hará eficazmente.
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Job
33:27 Él mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y
no me ha aprovechado, -28 Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, Y
su vida se verá en luz.
Esta
es una palabra de verdad, extraída de la experiencia de un hombre de Dios, y
equivale a una promesa eterna.
Lo
que el Señor ha hecho, y está haciendo, lo seguirá haciendo mientras el mundo
subsista.
El
Señor recibirá en Su seno a todos los que vengan a Él con una sincera confesión
de su pecado; de hecho, siempre está buscando para descubrir a alguien que esté
en problemas por causa de sus faltas, consecuencia de sus propios errores.
¿Acaso
no hemos pecado y pecado personalmente como para decir: ¿He pecado? ¿No
hemos pecado voluntariamente habiendo pervertido lo que es recto? ¿No
hemos pecado como para descubrir que no hay ganancia en ello, sino una
pérdida eterna?
Entonces,
acudamos a Dios con este reconocimiento honesto. Pedir perdón en
arrepentimiento de forma genuina, y nos hará libres.
Él
no pide más. No podemos hacer menos. Usemos como argumento Su promesa en el
nombre de Jesús.
Él
nos redimirá del abismo del infierno que abre sus fauces para tragarnos.
Él
nos concederá vida y luz
¿Por
qué habríamos de desesperar?
¿Por
qué habríamos siquiera de dudar?
El
Señor no se burla de las almas humildes. Dios resiste a los soberbios y da
gracia a los humildes.
Él
dice en serio lo que afirma. Su Palabra es inmutable. Los culpables pueden ser
perdonados. Los que merecen una ejecución pueden recibir un perdón inmerecido,
por el inmenso amor y misericordia de Dios-
¡Señor,
nosotros confesamos, y te pedimos que nos perdones!
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Num
23:23 Porque contra Jacob no hay agüero, Ni adivinación contra Israel. Como
ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios!
Aun
cuando hubiera alguna verdad en la brujería y en los agüeros, no podrían
afectar al pueblo del Señor.
Aquellos
a quienes Dios bendice, los demonios no pueden maldecir.
Los
impíos, como Balaam, pueden maquinar astutamente para destruir al Israel de
Dios; pero a pesar de todo su sigilo y su política están condenados al fracaso.
Su
pólvora está mojada y su espada perdió su filo. Se reúnen; pero como el Señor
no está con ellos, se juntan en vano. Podemos quedarnos quietos, y dejar que
tejan sus redes, pues no seremos atrapados en ellas.
Aunque
emplearan toda su astucia viperina, no les serviría de nada: los hechizos de la
oscuridad no funcionarán y la adivinación los engañará.
¡Cuán
grande bendición es esta! ¡Cómo tranquiliza el corazón!
Los
Jacob de Dios luchan con Dios, pero cuando Dios les da un nombre reciben
autoridad para prevalecer.
Los
Israel de Dios tienen poder con Dios y prevalecen, pero nadie tendrá poder para
prevalecer en contra de ellos.
No
hemos de temer ni al mismo demonio, ni a ninguno de esos secretos enemigos
cuyas palabras están llenas de engaño, y cuyos planes son profundos e
insondables.
No
pueden dañar a aquellos que confiamos en el Dios vivo.
Debemos
ser sabios para el bien e inocentes para el mal.
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Ez
20:43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en
que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos
vuestros pecados que cometisteis.
Cuando
somos aceptados por el Señor, y estamos colocados en el lugar de favor, y paz,
y seguridad, entonces somos conducidos a arrepentirnos de todas nuestras fallas
y extravíos para con nuestro Dios lleno de gracia.
El
arrepentimiento es tan precioso, que
lo podemos llamar un diamante, y esto está dulcemente prometido al
pueblo de Dios como uno de los resultados más santificantes de la salvación.
Aquel
que acepta el arrepentimiento, también da el arrepentimiento; y no lo da proveniente
de la caja amarga, sino que lo toma de entre las hojas con dulce miel, con las
que Dios alimenta a Su pueblo.
Un
sentido del perdón comprado con sangre y de la misericordia inmerecida, es el
mejor medio para derretir a un corazón de piedra.
¿Tenemos
duros sentimientos? Pensemos en el amor del pacto, y entonces dejaremos el
pecado, lamentaremos el pecado y odiaremos el pecado; sí, nos aborreceremos a
nosotros mismos por pecar contra un amor tan infinito.
Acerquémonos
a Dios con esta promesa de arrepentimiento, y pidámosle que nos ayude a
recordar, y a lamentarnos, para regresar a nuestro santo hogar.
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Ap
21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni
habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
La
tristeza cesará, y las lágrimas serán enjugadas. Este es un mundo de llanto,
pero pasará. Habrá un nuevo cielo, y una nueva tierra y, por tanto, no habrá ya
ninguna causa de llanto en relación a la caída y sus consiguientes miserias.
Las
bodas del Cordero son un tiempo para un placer sin límites, y las lágrimas
estarán fuera de lugar.
Dios
morará entre los hombres; y seguramente a Su diestra hay placeres sin término,
y las lágrimas no fluyen más. ¿Cuál será nuestro estado cuando no haya más
tristeza, ni llanto, y ya no haya tampoco más dolor? Esto será más glorioso de
lo que todavía podamos imaginar.
¡Oh
ojos enrojecidos por el llanto, detengan su flujo abrasador, pues dentro de
poco ya no conocerán más las lágrimas!
Nadie
puede enjugar las lágrimas como el Dios de amor, y Él viene para hacerlo. Por
la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.
Ap
21:5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas
las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Yo
hago nuevas todas las cosas,
Supongamos
que de un momento a otro nos encontramos en un ambiente lleno de interminables
oportunidades, para que las exploremos, y la adquisición de nuevas experiencias
y conocimiento, sin ninguna preocupación, como si fuéramos niños otra vez.
Supongamos
que este ambiente fue creado solamente para nosotros, para estimular nuestra
mezcla única de talento y habilidad creativa, aun al punto de ser diseñado
alrededor de nuestras formas y colores favoritos.
Supongamos
que es un ambiente dinámico que crece conforme nosotros crecemos para proveer
ilimitadas oportunidades de descubrimiento sin la posibilidad de derrota,
decepción o fracaso alguno.
Y
supongamos que fuimos dotados de una energía sin límites, siempre sintiéndonos
mejor que en nuestros mejores días en la tierra, sin ninguna muestra de fatiga,
enfermedad, accidente o herida. Y para siempre, eternamente. Así hace el Señor
nuevas todas las cosas en su infinito amor.
Un
río limpio de agua de vida, un fluir eterno de verdad y amor El Espíritu Santo
y la vida, la bendición y el poder espiritual que Él da, Cristo nos da
eternamente.
Ap
22:2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el
árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas
del árbol eran para la sanidad de las naciones.
La
vida eterna en Dios en santidad y sanidad. Dónde está la presencia de Dios hay
sanidad. Este árbol de la vida produce sanidad, es la ausencia de dolor físico
o espiritual. El poder de la luz eterna de Dios.