Nada oculto que no haya de ser manifestado
Lucas
8:16 Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone
debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que
entran vean la luz. -17 Porque nada hay oculto, que no haya de ser
manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a
luz. -18 Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le
dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le
quitará.
La paz y la luz de Dios debemos tener en nuestros corazones, cada vez que leemos y escuchamos Palabra escrita y revelada, nuestros corazones asimilan y disciernen con amor, pues es la sabiduría de Dios que revela, "no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo", el Espíritu Santo nos ha de dar discernimiento para reconocer la verdad, Su Palabra y Su voluntad, es algo que el hombre no puede inventar. Sólo en oración aprendemos a sentir la compasión de Dios, a vaciar y volver a llenar nuestros vasos con la fuente de vida, con el manantial de la sabiduría de Dios y Su presencia.
Las verdades espirituales son la luz que alumbra para disipar las tinieblas. Estas verdades espirituales necesitan ser anunciadas, las buenas nuevas del evangelio necesitan ser proclamadas para que produzcan un efecto beneficioso en otras almas. Si no se hace así, sería como prender una lámpara y cubrirla con una vasija, o como ponerla debajo de la cama, entonces la luz no podría alumbrar.
Las verdades espirituales son la luz que alumbra para disipar las tinieblas. Estas verdades espirituales necesitan ser anunciadas, las buenas nuevas del evangelio necesitan ser proclamadas para que produzcan un efecto beneficioso en otras almas. Si no se hace así, sería como prender una lámpara y cubrirla con una vasija, o como ponerla debajo de la cama, entonces la luz no podría alumbrar.
Se
pone la luz en un candelero, para que la luz irradie a norte, sur,
este y oeste y todos la puedan ver. La verdad que había estado
oculta y que el Señor Jesús la ha dado a conocer no debe quedar
oculta más tiempo sino que debe ser anunciada, debe ser proclamada a
otros.
Los
que le oyen deben asumir la responsabilidad de proclamar esa verdad a
otros, si son fieles a esta obra, Dios mismo les dará más
sabiduría, más inteligencia para conocer más verdades espirituales
para que puedan proclamar su Palabra.
Ju 3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
En
cambio, si alguien es negligente con esta obra, en lugar de darle más
sabiduría y más inteligencia, Dios mismo le quitará esa verdad
para que ni siquiera lo poco que sabían les sea útil.
Ju 3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Debemos ser cuidadosos de cómo oímos. Si somos fieles compartiendo la verdad con otros, entonces Dios nos revelará verdades nuevas y más profundas, pero si no tenemos este espíritu evangelístico, Dios nos privará de la verdad.
Lo
que no usamos, lo perdemos. Los discípulos escucharon con una mente
abierta para comprender y con una disposición para creer y obedecer,
el resto oyó sin poner atención, por curiosidad simplemente, o para
contradecir. A los primeros se les otorgará mayor conocimiento, a
los últimos se les quitará el conocimiento que ellos pensaban que
tenían.
Mt
25:29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no
tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Jesús
expone un importante principio con respecto a la recompensa y el
estado del creyente en el cielo. Lo que cada creyente reciba en el
futuro reino de Dios dependerá de lo que posee ahora de ese reino.
Su
posesión y herencia en el cielo será en proporción a su actual
dedicación a los caminos y al reino de Dios.
El
ser de veras importante es cuestión del espíritu y del corazón. Se
ve en la persona que expresa su fe y amor a Cristo con humildad
sincera, deseo de servir a Dios.
Prov 14:12 Hay camino que al hombre le parece derecho;
Pero su fin es camino de muerte
Prov 14:12 Hay camino que al hombre le parece derecho;
Pero su fin es camino de muerte
No
es tanto lo que uno hace para Dios como lo que uno es en el espíritu
delante de Dios, la fe, carácter piadoso, la sabiduría, el dominio
propio, paciencia, el amor, los frutos del espíritu como higos
dulces de una higuera fértil. Amar la justicia y odiar la maldad,
como lo hizo Cristo. Para llegar a ser mayor se precisa de amor
sincero, consagración y fidelidad a Dios en el lugar donde Dios te
puso. Delante de Dios el mayor en su reino es el que da la más
importancia al amor a Él y a la dedicación de su Palabra revelada.
Ro
12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de
la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
La
consagración mejorará los resultados del que trabaja en la obra de
Dios, pero sólo donde Dios lo ha puesto y conforme a los dones que
le haya dado.
Una sola iglesia no está capacitada para describir la grandeza de la iglesia universal de Cristo.
Efeso.- No pierda el amor por la verdad de Dios.
Esmirna.- Permanezca fiel ante la tribulación y la pobreza.
Pérgamo.- Resista la influencia del contrario.
Tiatira.- Resista las falsas enseñanzas.
Sardis.- Permanezca puro en su modo de proceder.
Filadelfia.- Persevere y camine a través de las puertas que Dios abre.
Ladoicea.- No se vuelva tibio en el camino de vida de Dios.
Una sola iglesia no está capacitada para describir la grandeza de la iglesia universal de Cristo.
Efeso.- No pierda el amor por la verdad de Dios.
Esmirna.- Permanezca fiel ante la tribulación y la pobreza.
Pérgamo.- Resista la influencia del contrario.
Tiatira.- Resista las falsas enseñanzas.
Sardis.- Permanezca puro en su modo de proceder.
Filadelfia.- Persevere y camine a través de las puertas que Dios abre.
Ladoicea.- No se vuelva tibio en el camino de vida de Dios.
Jesús
prepara un reino para sus creyentes fieles. Él mismo ha establecido
ese reino.
Heb
1:9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,
Por
lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con
óleo de alegría más que a tus compañeros.
La unción del creyente sólo se producirá a medida que se identifique con la actitud del Maestro hacia la justicia y el mal. Aumentará el amor a la justicia y odio al mal. Crecerá en el amor sincero y compasión por aquellos cuya vida destruye el pecado, al tener una unidad cada vez mayor con Dios y el Salvador (Sal 97:10).