Jesús se regocija
Luc
10:21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te
alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas
de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque
así te agradó. -10:22 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y
nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. -10:23 Y volviéndose a los
discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros
veis; -10:24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que
vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Jesús se alegra de que su
Padre celestial no les haya dado la comprensión de las verdades espirituales a
los que se creen intelectualmente sabios, sino a los que aceptan con humildad
infantil la verdad revelada de su Palabra.
Los sabios que ponen en duda las enseñanzas de las Escrituras, están excluidos de la comunión y el conocimiento del Hijo.
Los niños actúan en libertad, sin análisis, sin razonamientos, ellos reciben y creen en sus padres, sienten que dependen de ellos, y buscan su calor en la intimidad, el amor, la protección y alimento.
Si leemos la Escrituras y no vemos ni oímos a Dios es porque no nos regocijamos en Él, sino tan solo en el racionamiento humano.
El conocimiento y el amor de Dios por sus hijos se expresan en el afecto personal, la fidelidad y su constante cuidado providencial. Los creyentes estamos grabados en las palmas de la mano de Dios. El ojo de Dios vigila para bien al creyente noche y día.
Los que son verdaderas
ovejas de Cristo obedecen su voz y lo siguen, en constante comunión con el
pastor. El pastor da vida eterna a quienes lo siguen. Quienes se niegan a
escuchar demuestran que no son ovejas, “el
que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los
recogen, y los echan en el fuego, y arden” Ju 15:6.
Tres
verdades importantes:
1) La responsabilidad en permanecer en Cristo
recae sobre los discípulos. Debemos responder a los dones de vida y de poder
recibidos de parte de Dios en el momento de la conversión.
2) Permanecer en Cristo resulta en la
morada permanente de Cristo en nosotros, su fecundidad, el éxito de la oración
y en la plenitud de gozo.
3) Las consecuencias de la separación de
Cristo son la falta de fruto, y la correspondiente sequedad espiritual.
El secreto de la oración
contestada es permanecer en Cristo. Cuanto más cerca vivamos de Cristo mediante
la meditación y el estudio de las Escrituras, más eficaces serán las oraciones
en el poder de su gracia.
A todos los creyentes se
nos han recogido del mundo para dar fruto.
El amor, gozo, paz,
paciencia, bondad, fe, mansedumbre y templanza, al evangelismo personal, el
trabajo en pro de la conversión de otros a Cristo.
Mat
11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar. -11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; -11:30
porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Venid a mí es la
invitación generosa para todos los cargados y trabajados, con problemas y
cargas de pecados propios de la naturaleza humana. Todo el que acude a Cristo,
se convierta en su siervo y obedezca su dirección, Cristo lo librará de sus
cargas insoportables y le dará descanso, paz y su Espíritu Santo como guía.
Sólo así podremos llevar las inquietudes y pruebas con la ayuda de la gracia de
Dios.
En el nuevo pacto Cristo
nos llama a volver a las sendas antiguas del pacto y de la ley de Moisés. Los
falsos maestros, profetas predican un mensaje de falsa seguridad en vez de
advertir al pueblo del juicio venidero y la necesidad de arrepentirse, diciendo
que no tenemos nada que temer. El espíritu de iniquidad que promete libertad y
son ellos mismos esclavos de corrupción prevalecerá en la sociedad y la iglesia
en los últimos días antes que Cristo venga otra vez.
La iglesia siempre debe
examinarse a sí misma para ver si se ha desviado de la senda del poder del
Espíritu y de la justicia proclamada en el NT. Sólo disfrutaran de la plena
bendición de Dios los que piden, buscan y llaman con el fin de recibir lo mejor
de Dios y se dedican a vivir según la norma establecida en el NT.
Puesto que Cristo se
compadece de nuestras debilidades, podemos acercarnos confiadamente al trono
celestial, sabiendo que el Padre celestial recibe y anhela las oraciones y
peticiones que elevemos al trono de la gracia, porque de Él fluyen de parte de
Dios, el amor, la ayuda, la misericordia, el perdón, el poder espiritual, el
derramamiento del Espíritu Santo, los dones espirituales, el fruto del
Espíritu, y todo lo que necesitamos en cualquier circunstancia.
Una de las más grandes
bendiciones es que ahora Cristo, como sumo sacerdote, nos abre un camino a su
presencia mediante el cual siempre podremos buscar su ayuda.
Todo sacerdote debe reunir
dos requisitos para que el sacerdocio tenga validez:
1) Debe
ser compasivo, tierno y paciente con los que se desvían por ignorancia, pecado
involuntario o debilidad.
2) Lo
debe nombrar Dios.
Ju
4:13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a
tener sed; -4:14 más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed
jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte
para vida eterna.
El agua que da Cristo
significa vida espiritual, para participar de esa agua uno tiene que beber, no
de una sola vez sino de forma repetida, continuada. Nadie puede seguir bebiendo
del agua de la vida si se separa de la fuente. Quienes se separan se volverán
fuentes sin agua.
2
Pe 2:17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los
cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
Ju 6:28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? -6:29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
Yo soy el pan de vida,
Cristo da a entender que Él es el sustento que nutre la vida espiritual. Yo soy
la luz del mundo, la puerta, el buen pastor la resurrección y la vida, el
camino y la verdad y la vida, la vid verdadera.
Cristo promete recibir a
todos los que se acerquen a Él en arrepentimiento y fe, procediendo en
respuesta a la gracia de Dios. La salvación se produce como un don de la gracia
de Dios, pero que sólo puede obtenerse por la respuesta humana de la fe.
La fe salvadora es la fe
en Jesucristo, y es la única condición que Dios exige para la salvación. La fe
es una actividad que brota del corazón y que nos hace seguir a Cristo como
Señor y Salvador.