Cristo es nuestro abogado de justicia
1Jn 2:1-12
En su evangelio Juan asegura que en
Jesús, y sólo en Él, se ha revelado perfectamente a la humanidad en todo lo que
Dios ha sido siempre y siempre será, y todo lo que siente sobre los hombres y
desea para ellos.
Debemos entender Verbo como la
Palabra. La gran idea de Juan es que Jesús es la Palabra creadora, vivificadora
e iluminadora de Dios, y la Razón de Dios que sostiene el mundo, que ha venido
a la Tierra en forma humana y corporal (Juan 1: 1-2).
Él es nuestro abogado de justicia para con el Padre.
La palabra propiciación significa “apartar
la ira mediante un acto justo”.
Jesucristo murió para satisfacer la
rectitud y la justicia de Dios que había sido ofendida; y murió para apartar
esa ira de sobre aquellos que creen en Él.
Jesucristo fue exhibido “públicamente”
como propiciación, se apropió el castigo por los pecados de la humanidad. El acto
de Jesús como sumo sacerdote y cordero, complació para siempre a la justicia y
a la rectitud de Dios.
La sangre de Cristo es nuestra garantía
de que Dios nunca jamás volverá a enojarse con ningún hombre que crea en Él y
que lo acepte como su Señor y Salvador.
Juan creía que los nacidos de nuevo
todavía pueden cometer ciertos pecados, no obstante él exhorta a vivir sin
pecar. Para quien cae en pecado, debe pedir perdón a Dios y abandonar ese
pecado. La Seguridad del perdón está en la sangre de Jesucristo, y su
ministerio como abogado, es decir el que habla al Padre en defensa nuestra.
Todo aquel que es indiferente a la
voluntad de Dios y a sus mandamientos y a desobedecerlos, Juan afirma que son
mentirosos y no tienen la verdad de Dios en ellos. Todo intento de obtener
justificación por la fe en Cristo sin la resolución de seguir a Cristo está destinado a fracasar. Juan afirma que muchos anticristos ya se han infiltrado
en la Iglesia, tergiversando el evangelio, el mensaje de la cruz, oponiéndose
así a Cristo y a su justicia.