La piedra viva
1 Pedro
1:8
La Palabra del
Señor prevalece para siempre, en cambio las culturas, ciencia y filosofía sólo
son temporales manifestaciones del hombre y se deben juzgar
constantemente a la luz de la biblia de igual forma que los esfuerzos humanos y
el espíritu prevalece en el mundo. Los que tergiversan la Palabra de Dios
para adaptarla a una intelectualidad y normas endebles sin fundamento sólido y
que sólo buscan vanagloria y ser atractivas para llenar las iglesias de manera
cómoda y sin esfuerzo, buscando sólo lo fácil, sin escudriñar la Palabra, sin
buscar la dirección del Espíritu Santo, sin buscar el conocimiento, sin oración
“traicionan la Palabra de Dios”.
Los creyentes
debemos desear la leche pura de la Palabra de Dios, como hijos de Dios nacidos
de nuevo. Un indicio seguro del crecimiento espiritual es el deseo profundo de
alimentarse de la Palabra de Dios que vive y permanece para la eternidad.
Hay
que tener cuidado que no se pierdan el hambre y sed de la Palabra de Dios, es
un deseo que puede destruirse con aptitudes equivocadas, teniendo las preocupaciones y los deseos en las riquezas y placeres.
El requisito
fundamental para todos los que viven piadosamente es tener hambre y sed de
justicia, pues la condición espiritual del creyente durante toda su vida dependerá
de su hambre y sed de la presencia de Dios. La Palabra de Dios, la comunión con
Cristo, la comunión del Espíritu Santo, la justicia, el poder del reino y el
retorno del Señor, todo esto desaparece cuando hay un afán por las riquezas con un
deseo desmedido de tener otras cosas y placeres en esta vida, la avaricia.
Cuando el hombre
en misericordia desea sinceramente aliviar el sufrimiento llevando a las
personas que sufren a la gracia y a la ayuda de Dios por medio de Jesucristo,
alcanzara la misericordia de Dios y comprenderá la verdadera riqueza eterna de
la luz de Dios, el verdadero tesoro.
Ahora por medio
de Jesucristo todo creyente hemos sido constituido sacerdote al servicio de
Dios, tenemos acceso directo a Dios por medio de Cristo, llevando una vida
santa, ofreciendo sacrificios espirituales, vivir en obediencia a Dios, no
adaptarse al mundo sino llevando la luz de Cristo al mundo, orar y alabar a
Dios, servir de todo corazón y mente dispuesta, dar buen testimonio, buenas
obras, compartiendo, ofreciendo nuestro cuerpo a Dios como fragancia agradable
a Cristo y como instrumento de justicia, intercediendo por las almas con ojos y
corazones compasivos, predicando la Palabra y orando sin cesar.
La primera
canción de la biblia (Ex 15) fue después que los israelitas habían cruzado el
mar rojo, dando alabanzas y acción de gracias a Dios. Moisés (Dt 8:10) ordenó a
los israelitas que cuando entraran en la tierra prometida debían alabar a Dios
dándole gracias por su bondad. El deseo del rey David a alabar a Dios fue su
vida, y así es una vida de gozo en Cristo, dando gracias al creador por su bondad y fortaleza en los salmos que
escribió. El cántico de Débora llama específicamente al pueblo a bendecir al
Señor (Jue 5:9).
Salmo 148
Dios también
mando que lo alabara toda la naturaleza inanimada, como el sol, la luna las
estrellas, fuego, granizo, nieve, montañas, cerros, ríos, mares, árboles, y
seres vivientes.
Dios les bendiga