Mateo 12 : 38-40
Mateo 12:38-40.
Jonás realizaba su ministerio profético en Israel en los días
de Jeroboam (rey norteño que condujo la división al reino de Israel).
El mismo Jesucristo apoyó que el libro de Jonás es
históricamente exacto, pues muchos escépticos negaban la posibilidad de los
milagros en el AT.
Los fariseos y saduceos fueron tachados de hipócritas por
Jesús, su religiosidad de apariencia era carente de espiritualidad y se
atrevieron a pedirle señales a Jesucristo. Era una generación adultera, infiel
y su levadura iba a llevar al pueblo a la perdición, a la podredumbre. Cuando
no se escucha con misericordia, no se circuncida el corazón, la levadura actúa
en la vanagloria del hombre, pero no se puede mirar con ojos espirituales, ni
oír con oídos espirituales, desesperadamente se anhelan señales que no vendrán
mientras se esté en la carne, ahí sólo queda arrepentirse de corazón para
transformarnos en Cristo, en amor, en Espíritu y verdad, haciendo morir al
viejo hombre.
Jonás 3:1 La palabra de Jehová vino por segunda vez a Jonás
diciendo: 2 Levántate y ve a Nínive, la gran ciudad, y proclámale el mensaje
que yo te daré.
Jonás sabia de la misericordia de Dios, y que si la ciudad de
Nínive se arrepentía, Dios cambiaría su sentencia, Jonás sabía que Dios era un
Dios clemente y compasivo, su deseo es que todos sean salvos, es lento para la
ira y grande en misericordia. Fue el motivo que en el primer mandato de Dios se marchara a Tarsis en lugar de Nínive.
Personalmente Jonás quería ver aquella ciudad destruida
porque era el gran enemigo de su pueblo, posiblemente Jonás hubiera sido
testigo de los crueles, despiadados y sangrientos que habían sido los ninivitas
en varias ocasiones contra su pueblo. Nínive era el pueblo más sangriento y
cruel que haya quedado en constancia del AT, un pueblo brutal, impío y pecador
y Jonás los odiaba.
Pero los mandatos de Dios no se pueden rechazar, Dios no
cambiará para nada de opinión, pues hizo que el profeta cambiara de su manera
de pensar, pues nuestra manera de pensar ha de estar en disposición de la
voluntad de Dios no del hombre, debemos
rechazar todo fariseísmo, religiosidad, idolatría.
Jonás estuvo tres días dentro del pez, hasta que al pez de
dio un terrible dolor de estómago y le vomitó en tierra, Jonás recibió la
palabra de Jehová por segunda vez, levántate y ve a Nínive, la gran ciudad y
proclámale el mensaje que yo te daré.
Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días
y tres noches así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres
días y tres noches.
Jesús lo consideró un hecho histórico, empleó el incidente de
Jonás y la ballena para ilustrar su propia muerte, sepultura y resurrección.
Jonás odiaba a Nínive, cumpliendo el mandato de Dios, todo el
pueblo y su rey creyeron y se arrepintieron, hasta los animales hicieron ayuno
y cilicio, y fueron salvos.
Cristo amaba a Israel, en cambio ésta generación adúltera lo
rechazó y lo humilló.
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las
ovejas (Ju 10:11)”.
Cristo realizó muchos milagros en Israel, sin embargo Israel
no le creyó, se escandalizaban de Él, era el hijo de María y el carpintero;
pero Jesús les dijo: “No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en
su casa (Mt 13:57)”.
Tuvieron todo para ser salvos y no les dio la gana, que más
hay que hacer?
“Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os
digo: Yo soy la puerta de las ovejas (Ju 10:7)”.
“Yo soy la puerta; el que por mi entrare, será salvo; y
entrará, y saldrá, y hallará pastos (Ju 10:9)”.
Dios les bendiga