La sal del verdadero evangelio
Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de la
tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para
nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
La sal es valiosa
para dar sabor y sazonar en medida justa, protege de la corrupción. La iglesia
debe ser ejemplo piadoso en el mundo, resistir la decadencia moral.
El ser humano cuando nace de nuevo tiene la capacidad de sazonar, poniendo el ingrediente necesario y la porción exacta a las cosas de la vida, la sal en sentido figurado se
traduce como prudencia, cautela, moderación, equilibrio. También significa
sensatez, buen juicio.
Las cualidades de
la sal que Jesús tenía en mente era: su poder de conservación y la cualidad de
dar sabor y sazón. Jesús nos pide que conservemos y guardemos las verdades del
evangelio y la aplicación de esas verdades en medida exacta, dándole el
verdadero sentido y mejor sabor a las cosas que nos pasan en la vida.
Dios ofreció a su
hijo en sacrificio para limpiar nuestro pecados y lo selló con su sangre, el
nuevo pacto, y la sal que preserva el nuevo pacto es el evangelio, ya que éste
es perdurable, su palabra durará siempre. Cuando Jesús dice que somos la sal de
la tierra, deja claro que sus discípulos tenemos la misma función que esa sal:
nos conservamos, nos guardamos caminando en santidad para con Dios.
Romanos
12:1 Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
12:2 No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.
No se deben
diluir las verdades del evangelio, necesitamos la medida exacta de la palabra
de Dios para aplicarla en cada situación de la vida.
Cuando la sal se
desvanece y pierde su sabor, implica volverse un necio, enloquecer, pues un
verdadero discípulo tiene a la Sagradas Escrituras como norma de vida y no
requiere respuestas ajenas a la sana Palabra de Dios. El evangelio que muchos
predican hoy, ha perdido su sabor, y su sal es para muerte (en la antigüedad la
sal traída del mar muerto era para matar las hierbas de estorbo, era sal para
muerte).
Cualquier iglesia
que se vuelva tibia, apague el poder del Espíritu Santo, deje resistir el espíritu
que prevalece en el mundo será arrojada por Dios (Ap 3:15-16).
Jesús permitió
que creciera la cizaña en su ministerio; Judas era el tesorero y siguió a Jesús
porque era el Rey de los judíos y veía una influencia de poder, pero cuando
pecaron él y Pedro, Pedro se arrepintió porque amaba a Cristo y Judas tuvo la
oportunidad de arrepentirse, pero en su corazón no amó sólo buscó poder y encontró muerte.
A los discípulos
del Cristo nos corresponde guardar la sal del verdadero evangelio, para que
nuestras vidas confronten el pecado, como la sal que preserva las verdades de
Cristo a través de nuestro testimonio.
Dios les bendiga